Etimologías -I-

Al parecer, la palabra "Atorrante" data del Buenos Aires de los años treinta, cuando se construía el sistema de alcantarillado de la ciudad. Cuentan que en ese entonces las tuberías, de casi dos metros de diámetro, servían de dormitorio de los obreros traídos de diferentes sitios del interior para la obra, estos tipos la mayoría medio maleantes, arrabaleros, y varios etcéteras por el estilo. Las tuberías eran fabricadas por una empresa francesa de nombre "Torrents", y la asociación de una cosa con la otra, parece que deribó en el adjetivo que viene al caso.

Podría llegarse entonces a aplicar el apelativo al campesino con pocos modales, y en el peor de los extremos, al malandro maleante de malvivir.

A mí me llamaban "Pajarito" cuando estaba en secundaria. Hasta el segundo año de bachillerato no medía más de metro y medio y no pesaría más de cuarenta kilos. Luego crecí un poco, y uno de mis ¿amigos? de aquella época, al no compaginar mucho el adjetivo con el semblante, le dió por llamarme por el más maloso "pajarraco atorrante".

A mí este nuevo apodo se me hacía cómico, pues no era una palabra conocida en el llano venezolano. Ahora la adopto, puede que temporalmente, tomando la primera concepción etimológica del campesino importado a la capital, por culpa del trabajo traicionero de esta última, que no se aleja tanto de mi condición actual.

Exagero un poco, pero no suena mal.

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