Un reciente "post" de Altazor me ha animado a comentar un tema que tenía tiempo no sólo madurando, sino masticando con varios amigos de varias áreas desde hace mucho tiempo. Se trata del tema de algunas universidades venezolanas, sin entrar en generalizaciones innecesarias y asumiendo el poco conocimiento que me da el haber pasado por una única durante mi época de estudio que data ya de hace casi dos lustros. Creo incluso que el tema lo he tocado acá hace un tiempo.

Uno de los detalles que me llamaba la atención, pues me molestaban sobremanera, era el hecho que los profesores que me llegaron a tocar cuando estudiaba eran demasiado "academicistas", es decir, muy teóricos y dogmáticos en los temas que les concernían, y esto me hacía sentir muchos de esos temas algo huecos, sin mucha escencia que luego descubrí que se debía a la mucha o absoluta falta de práctica laboral de los conocimientos que trataban de inculcar. A diferencia de las escuelas de, digamos, Medicina, donde los profesores eran médicos no sólo de profesión sino de práctica, muchos con consultorios propios de decenas de años encima, los nuestros eran una mezcla de muchachos recién graduados (varios de ellos "cum laude" o más, es cierto), de otros tanto "middle age" y algunos pocos de edad bastante avanzada, pero con un extraño lugar común: jamás habían trabajado. Y no es que jamás hayan trabajado en el área de computación, sino que simplemente no habían ejercido otra profesión que no fuese la académica en su corta o larga vida.
¿Podría esto tener algo de malo? Creo que en materias como Contabilidad, Cálculo, y otras tantas pueda no ser necesario, pero en las materias que eran el núcleo de nuestro futuro trabajo ¿no debía hacer falta la experiencia de quien ha vivido y sufrido los vaivenes de, en mi caso, las profesiones de las Tecnologías de Información? ¿Qué valor agregado podría dar un profesor, en una clase de Compiladores y Lenguajes de programación (atrasada en su contenido por cierto varios años, que en computación pasan más rápido que en cualquier otra área) cuando nunca había vendido un programa o software o trabajado en alguno en los últimos diez años? ¿De qué nos serviría aprender "Técnicas de la Investigación" de una persona que no había investigado gran cosa en quince o más años? ¿O de un "profesor" que recién se había graduado?
El Pénsum de estudio era otro tema interesante. Desde que me gradué, jamás he usado los lenguajes de programación que me dieron en la clase de "Lenguajes de Programación". Podríamos decir que de eso han pasado muchos años y por supuesto que esas eran las clases de ese entonces y no aplica para los conocimientos de ahora. Pero si fuera así ¿porqué las revistas de la época, que es cierto que eran escasas, no hablaban jamás de ellos? Y al salir al inmediaro mercado laboral tampoco aparecían por ningún lado. ¿De quién dependía la actualización del pénsum de estudio? ¿Podría existir alguna relación entre la cantidad de profesores que no conocían la realidad laboral y el desafase evidente del pénsum?
Otros detalles no dejaban de escaparse en ese ambiente, como por ejemplo la mediocridad intelectual promedio que ostentaba el profesor común, no hablemos del campo humanista (¿una prueba capciosa preguntándole a varios de ellos quien fue J. L. Borges?) que puede que no les haga falta para enseñar lo necesario para nuestra formación técnica, pero ¿conocerán todos los hitos de la computación? ¿todos habrán leído del concepto del número mágico, o al menos de la Sucesión de Fibonacci? O para ponerla más mango bajito, ¿la historia de Arpanet y en lo que llegó a convertirse?
Claro que ésto podría tratar de rebatirse con el argumento sencillo de que la cultura general, ni siquiera la específica, no hace tanta falta a la hora de enseñar un algoritmo recursivo, pero ¿y que pasa con el concepto de Universidad que ellos representan? Univerisidad suena a Universo, a Universal, a crisol de conocimientos, y también a la unión de los mismos. Quisiera creer que le dieron ese nombre (sí, es cierto que de tarea hay que buscar su etimología) para significar la posibilidad de la creación de personas o profesionales integrales (¿"unum-vertere"?), entre otras cosas.
Pero nada de generalizaciones. Existieron varios casos (¿se habrá notado que evité la palabra 'muchos'?) memorables por el valor tanto necesario como agregado que nos dieron, como el de mi profesor de una de las materias de Economía, gran intelectual y quiero pensar que buen amigo (pues no nos hemos hablado en años), mi profesor de Sistemas de Información (a mis creer casi un genio), y varios más que ahora recuerdo aunque no recuerde la materia que me dieron. Prefesores integrales tanto técnica como humanísticamente.
Pero ¿es que no deberían serlo todos por igual?
Ahora bien, han pasado años desde que salí de la Universidad, y quisiera pensar que ya ha cambiado, que todos sus profesores destilan no sólo sabiduría técnica sino experiencia profesional, que su pénsum de estudios no sólo está actualizado, sino más avanzado en relación a las necesidades laborales del área, y que además de los temas técnicos incorporan a su vez temas necesarios en el día a día laboral como Inteligencia Emocional, Desarrollo Organizacional, Negocios, Evaluación de Proyectos, y tantas otras. Que ya exigen (y no es sólo opcional) el desarrollo de una Tesis de Grado y una pasantía, pero no para evaluar si el estudiante sabe cómo redactar bien una cita bibliográfica, sino para que el mismo gane experiencia de calle, y se codee con la realidad laboral.

Uno de los detalles que me llamaba la atención, pues me molestaban sobremanera, era el hecho que los profesores que me llegaron a tocar cuando estudiaba eran demasiado "academicistas", es decir, muy teóricos y dogmáticos en los temas que les concernían, y esto me hacía sentir muchos de esos temas algo huecos, sin mucha escencia que luego descubrí que se debía a la mucha o absoluta falta de práctica laboral de los conocimientos que trataban de inculcar. A diferencia de las escuelas de, digamos, Medicina, donde los profesores eran médicos no sólo de profesión sino de práctica, muchos con consultorios propios de decenas de años encima, los nuestros eran una mezcla de muchachos recién graduados (varios de ellos "cum laude" o más, es cierto), de otros tanto "middle age" y algunos pocos de edad bastante avanzada, pero con un extraño lugar común: jamás habían trabajado. Y no es que jamás hayan trabajado en el área de computación, sino que simplemente no habían ejercido otra profesión que no fuese la académica en su corta o larga vida.
¿Podría esto tener algo de malo? Creo que en materias como Contabilidad, Cálculo, y otras tantas pueda no ser necesario, pero en las materias que eran el núcleo de nuestro futuro trabajo ¿no debía hacer falta la experiencia de quien ha vivido y sufrido los vaivenes de, en mi caso, las profesiones de las Tecnologías de Información? ¿Qué valor agregado podría dar un profesor, en una clase de Compiladores y Lenguajes de programación (atrasada en su contenido por cierto varios años, que en computación pasan más rápido que en cualquier otra área) cuando nunca había vendido un programa o software o trabajado en alguno en los últimos diez años? ¿De qué nos serviría aprender "Técnicas de la Investigación" de una persona que no había investigado gran cosa en quince o más años? ¿O de un "profesor" que recién se había graduado?
El Pénsum de estudio era otro tema interesante. Desde que me gradué, jamás he usado los lenguajes de programación que me dieron en la clase de "Lenguajes de Programación". Podríamos decir que de eso han pasado muchos años y por supuesto que esas eran las clases de ese entonces y no aplica para los conocimientos de ahora. Pero si fuera así ¿porqué las revistas de la época, que es cierto que eran escasas, no hablaban jamás de ellos? Y al salir al inmediaro mercado laboral tampoco aparecían por ningún lado. ¿De quién dependía la actualización del pénsum de estudio? ¿Podría existir alguna relación entre la cantidad de profesores que no conocían la realidad laboral y el desafase evidente del pénsum?
Otros detalles no dejaban de escaparse en ese ambiente, como por ejemplo la mediocridad intelectual promedio que ostentaba el profesor común, no hablemos del campo humanista (¿una prueba capciosa preguntándole a varios de ellos quien fue J. L. Borges?) que puede que no les haga falta para enseñar lo necesario para nuestra formación técnica, pero ¿conocerán todos los hitos de la computación? ¿todos habrán leído del concepto del número mágico, o al menos de la Sucesión de Fibonacci? O para ponerla más mango bajito, ¿la historia de Arpanet y en lo que llegó a convertirse?
Claro que ésto podría tratar de rebatirse con el argumento sencillo de que la cultura general, ni siquiera la específica, no hace tanta falta a la hora de enseñar un algoritmo recursivo, pero ¿y que pasa con el concepto de Universidad que ellos representan? Univerisidad suena a Universo, a Universal, a crisol de conocimientos, y también a la unión de los mismos. Quisiera creer que le dieron ese nombre (sí, es cierto que de tarea hay que buscar su etimología) para significar la posibilidad de la creación de personas o profesionales integrales (¿"unum-vertere"?), entre otras cosas.
Pero nada de generalizaciones. Existieron varios casos (¿se habrá notado que evité la palabra 'muchos'?) memorables por el valor tanto necesario como agregado que nos dieron, como el de mi profesor de una de las materias de Economía, gran intelectual y quiero pensar que buen amigo (pues no nos hemos hablado en años), mi profesor de Sistemas de Información (a mis creer casi un genio), y varios más que ahora recuerdo aunque no recuerde la materia que me dieron. Prefesores integrales tanto técnica como humanísticamente.
Pero ¿es que no deberían serlo todos por igual?
Ahora bien, han pasado años desde que salí de la Universidad, y quisiera pensar que ya ha cambiado, que todos sus profesores destilan no sólo sabiduría técnica sino experiencia profesional, que su pénsum de estudios no sólo está actualizado, sino más avanzado en relación a las necesidades laborales del área, y que además de los temas técnicos incorporan a su vez temas necesarios en el día a día laboral como Inteligencia Emocional, Desarrollo Organizacional, Negocios, Evaluación de Proyectos, y tantas otras. Que ya exigen (y no es sólo opcional) el desarrollo de una Tesis de Grado y una pasantía, pero no para evaluar si el estudiante sabe cómo redactar bien una cita bibliográfica, sino para que el mismo gane experiencia de calle, y se codee con la realidad laboral.
Comentarios
Sin embargo esta es una discusión larga y compleja, y los argumentos en favor y en contra sobran.