Cuando ando fuera de mi casa, viajando a causa de mi trabajo, una de las pocas actividades que disfruto es ir al cine. A ver cualquier cosa. Aunque siempre busco películas interesantes, y si son del país mucho mejor. Así tuve oportunidad de ver el estreno de Nicotina, en Ciudad de México, por ejemplo.
Hace poco, al terminar, algo cansado, la jornada de estos dos días que vine a Medellín, después de visitar (por fin) la Plaza Botero, me fui a los cines del Centro Comercial Oviedo, que están bastante decentes. Compré entradas para función de las 9pm y de paso para función de las 11pm.
La primera ha sido una gran alegría. Es la semana (o segunda semana) de estreno de "Perder es cuestión de método", una excelente película de producción colombiano-española. Pero es que es buena la condenada película. Las actuaciones no son deslumbrantes, pues el guión no da para tanto, pero tiene demasiadas aristas brillantes. Nada mas el hecho de enfrentar el género de detectives/suspenso, sin tener que usar el manido tema del narcotráfico, sicariato, paras, y otros etcéteras, es ya un punto a favor que se agradece muchísimo. Además que los protagonistas son actorazos, se nota, e introducen a una Martina García despampanante.
La película está basada en una novela reciente de Santiago Gamboa, escritor colombiano que no conocía, pero sí había visto el libro en algunas librerías del aeropuerto y del centro comercial acá. Como una extraña casualidad (¿azar concurrente?), recién había comprado, entre otras cosas, la revista Soho, una revista del tipo mayamera (coffe table magazines) pero que me había atraído por un artículo acerca de Charly García y otro de Fontanarrosa. Y en esta revista, revisándola rápidamente cuando llegué al hotel, estaba nada menos que en la portada, la foto inmensa, sensual, descarada, nada menos que de la misma Martina García, y dentro, el artículo que acompaña un set generoso de fotos de esta actriz, escrito nada menos que por ¡el mismo Santiago Gamboa!
Altamente recomendable.
¿La segunda película? Le segunda parte de "Triple X". Completamente prescindible. No valdría la pena mencionarla sino fuera por el hecho tan curioso que me ocurrió. Ya antes lo había imaginado, de hecho me había acercado en ocasiones, pero esta es la primera vez que entré al cine a ver una película completamente solo.
La sala, cuando salí del baño después de ver la primera, estaba completamente sola. me alcanzó uno de seguridad y al ver que la sala no estaba preparada y revisar mi entrada, se comunicó con los proyectores, comentó que ya la persona que había comprado boleto (la úbica) estaba en la sala, y con un "que pena con usté, vea", hizo que encendieran el aire acondicionado, prepararan la pantalla gigante, y pusieran a correr el proyector.

Realmente surrealista la experiencia. Digo que me había acercado antes pues en varias ocasiones, especialmente en Santo Domingo, he visto películas acompañado por seis o diez anónimos veedores. Una vez en Orlando, en la época de Episodio I, estuve en una sala inmensa de Universal Studios con unas cuatro personas más regadas por la sala. Pero esta vez fuimos yo, mi cámara, muchas decenas de butacas ¿azules? y los personajes bidimensionales de la proyección.
Hace poco, al terminar, algo cansado, la jornada de estos dos días que vine a Medellín, después de visitar (por fin) la Plaza Botero, me fui a los cines del Centro Comercial Oviedo, que están bastante decentes. Compré entradas para función de las 9pm y de paso para función de las 11pm.
La primera ha sido una gran alegría. Es la semana (o segunda semana) de estreno de "Perder es cuestión de método", una excelente película de producción colombiano-española. Pero es que es buena la condenada película. Las actuaciones no son deslumbrantes, pues el guión no da para tanto, pero tiene demasiadas aristas brillantes. Nada mas el hecho de enfrentar el género de detectives/suspenso, sin tener que usar el manido tema del narcotráfico, sicariato, paras, y otros etcéteras, es ya un punto a favor que se agradece muchísimo. Además que los protagonistas son actorazos, se nota, e introducen a una Martina García despampanante.

Altamente recomendable.
¿La segunda película? Le segunda parte de "Triple X". Completamente prescindible. No valdría la pena mencionarla sino fuera por el hecho tan curioso que me ocurrió. Ya antes lo había imaginado, de hecho me había acercado en ocasiones, pero esta es la primera vez que entré al cine a ver una película completamente solo.
La sala, cuando salí del baño después de ver la primera, estaba completamente sola. me alcanzó uno de seguridad y al ver que la sala no estaba preparada y revisar mi entrada, se comunicó con los proyectores, comentó que ya la persona que había comprado boleto (la úbica) estaba en la sala, y con un "que pena con usté, vea", hizo que encendieran el aire acondicionado, prepararan la pantalla gigante, y pusieran a correr el proyector.

Realmente surrealista la experiencia. Digo que me había acercado antes pues en varias ocasiones, especialmente en Santo Domingo, he visto películas acompañado por seis o diez anónimos veedores. Una vez en Orlando, en la época de Episodio I, estuve en una sala inmensa de Universal Studios con unas cuatro personas más regadas por la sala. Pero esta vez fuimos yo, mi cámara, muchas decenas de butacas ¿azules? y los personajes bidimensionales de la proyección.
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