Ir al contenido principal

Tecno-Humanistas

Una amiga me comentó hace muy poco -leí tu blog y veo que te has puesto muy "tecno"-. Eso me recordó varias conversaciones de mi época universitaria, con varios amigos a quienes les parecía extraña la inquietud hacia las artes (literatura, música, poesia, teatro, cine y varios etcéteras más) por mi parte y varios otros "informáticos". Con el tiempo nos hemos dado cuenta que este acercamiento no es casual, ni heredado, ni resultan conceptos antípodas la computación y las bellas artes. El factor común que he conseguido en ambos es evidente: la creatividad. En especial a quienes nos gustó (o nos gusta) la programación, el desarrollo y diseño de nuevos sistemas de información o la automatización de procesos, llegamos a trabajar de manera muy creativa en cada una de estas áreas o actividades.

Esa misma vena creativa es la que (pienso) puede lograr que muchos (no creo que solo algunos) informáticos o computistas busquemos un poco más allá y nos llegue a agradar la creación musical o un concierto de cámara interpretando a Mahler, nos atraiga el proceso de escribir cuentos o novelas, nos inspiremos lo suficiente como para lograr un poema decente, nos llenemos de manchas queriendo parir un cuadro abstracto o paisajista, nos impresione la captura de imágenes en formatos digitales o de papel, nos apasione la interpretación de otredades, nos intrigue la historia de tal o cual director de cine europeo, nos arruinemos el hígado probando el fruto de la vid hasta hacernos algo más que aficionados (este último no sé que tan humanista sea, pero sí estoy seguro que es la más sabrosa de todas las actividades).

Tengo un amigo informático que en sus ratos libres es experto en tauromaquia. Tengo otro amigo informático gurú en todo lo que huela a Jazz. Tengo una amiga informática que interpretaba a Mozart en violín y piano. Tengo una amiga informática que pinta flores hermosas al óleo y al acrílico. Tengo un amigo computista que diseña imágenes como el mejor. Tengo un compadre informático que fabrica cerveza casera con auyamas.
(It seems like I have a lot of friends)

La creatividad entonces es un excelente gatillo.



tags: , , , ,

Comentarios

Anónimo dijo…
Me pasa que mis colegas computistas me tienen por un computista que escribe, mientras que mis amigos escritores me tienen por un escritor que computa. Uno termina siendo uno mismo y sus circunstancias, ¿no?
Tecnorrante dijo…
Jajajaja, Jorge, demasiado bueno eso!

Tal como dices, es similar al caso de los venezolanos que pasan mucho tiempo en otro país, Colombia, por ejemplo, acá tienen acento demasiado andino y se les critica y allá siguen siendo unos venecos arrimaos.

Ni modo, no?
luzcaraballo dijo…
Lo tengo y lo tengo.
Para los cuentacuentos soy informática y para los informáticos soy cuentacuentos.
Para los venezolanos hablo como chilena y para los chilenos hablo como... cubana, colombiana, ecuatoriana (conocen tan pocos venezolanos que nunca la pegan).

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.