Decena de caldos

Un comentario que le hice a los Biscuter en su blog Duelos y Quebrantos, que me ha provocado rescatar para recordarlo y aumentarlo poco a poco:

    Como un divertimento que quizás se aleje un poco de la encuesta, pero no me he podido resistir a comentar esta decena. Se trata de los vinos que más me "hacen agua la boca". Claro que la selección no sólo muy limitada por el número del juego, sino por los pocos caldos que he podido probar desde que aprendí a reconocer el sabroso arte del caldo de la uva...



    1. Caballo Loco No. 5 (y cualquier otro número). El cariño que le pone la gente de Valdivieso a este tinto, nombrado con el apodo del Director principal de las bodegas, se hace notar en un caldo muy complejo, estructurado e imponente en boca y nariz. Me regalaron un No. 7 que aún no he ido a buscar, pero que no pienso pelar en pocos días.



    2. Viña Altagracia Blanco Reserva. Este reserva blanco sólo salió una vez. Ese año disfruté como diez botellas de tanto que me gustaba. Creo que ahora es casi imposible de conseguir, pues la gente de Bodegas Pomar me comentó que se colocó absolutamente toda la producción.



    3. Albariño Pazo de Barrantes. En general cualquier albariño es una elección que no tiene fallo. En el mundo de los caldos blancos es como la antigua "elección Sony": si no sabes qué vino blanco escoger y quieres probar algo bueno o impresionar a alguien, escoge un Albariño.



    4. El Coto de Imaz, y su hermano menor El Coto de Rioja. Si son Reserva mejor. Una de las mejores relaciones precio/valor en la DOC Rioja. Siempre tengo dos o tres botellas de estos en la neverita de vinos.



    5. Los Vascos. Casi cualquier botella que saque esta viña, rescatada por el Dominio Baron de Rothschild y asentada en el Valle de Colchagua en la tierra de Neruda, es un tiro al piso también. Se puede comprar uno una caja sin ningún temor. El Grand Reserve es una maravilla, y Le Dix es una vaina de otro mundo.



    6. Chianti Giannini. Independientemente de la fama de irregulares que tienen los vinos italianos, la ya famosa botellita gorda protegida como una caneca no se puede dejar pasar. Los caldos jóvenes de esta casa y cepa pueden acompañar una buena pasta carbonara formando un matrimonio perfecto, igual que con un tradicional pasticho. Ahora se consigue en una botella delgada, muy seria ella, ni modo.



    7. Cualquier botella de Riesling. Sólo he podido probar un par de veces los caldos producidos con esta cepa, pero me han dejado la garganta pidiendo por más. Como bien dijo Alberto Soria, Alemania tiene prestigio en este mundo de la uva, a pesar del Liebfraumilch.



    8. Ernst & Julio Gallo Rosado. El único rosado que me gusta, y creo que el único vino que consumo con alguna frecuencia de los que paren los valles californianos, aunque sé de buena fuente que sacan cosas muy interesantes.



    9. Moet & Chandon Brut Imperial. El que diga que no le gusta la champaña es porque no ha probado una copa de esta botella.



    10. Trapiche Roble. Una de las excelentes muestras de que no todo es Chile en el mundo de los vinos del sur.


Comentarios

Mis respetos amigo enólogo. Es una buena guía para empezar a probar. Tuve la suerte de probar el blanco Altagracia y coincido contigo en su calidad.
Reconozco que no se casi nada de vinos, solo que a veces y en algunos casos, si uno cierra los ojos y huele sobre un copa de un buen vino, puede reconocer el olor a tierra húmeda, el roble, y hasta la sensación del chocolate.
FM