Marqués de Riscal, 1998

Ayer, como para hacer una primera pre-celebración del nuevo apartamento, abrí varias botellas de vino que tenía "en guarda" para una ocasión especial.

La primera, y que ganó por varias narices a las otras dos, fue un sorprendente Marqués de Riscal, Gran Reserva, cosecha 1998, de la D.O.C. Rioja. Digo que fue sorprendente porque un vino con casi nueve años en botella, especialmente en nuestro clima, tenía una probabilidad muy alta de haberse dañado. Lo compré hace casi dos años en el Dutty Free del Aeropuerto Simón Bolívar (Maiquetía, Venezuela) y todo ese tiempo duró guardado en mi neverita (enfriador) de vinos GE Wine Cooler, que mantiene la temperatura adecuada de las botellas y que he cuidado de mantenerla lejos del sol y en un ambiente de humedad regular.

Quizás por esa razón se conservó tan bien. Deben haberlo mantenido en buenas condiciones también en los más de seis años anteriores a mi compra. El corcho se encontraba en buen estado, había manchado más que lo que se nota en un vino joven (de menos de dos años aproximadamente) pero lo suficiente para considerarlo normal. No habían desprendimientos o residuos de corcho en el vino, que mostraba una limpidez y brillo más que normales. En fin, que muy bien cuidado estaba, lo que prometía una buena experiencia en boca y nariz. Lo decanté y dejé reposar una media hora para espantar lo guardado y despertarlo del largo reposo.

Y ciertamente que fue muy buena experiencia. El color de un rojo intenso, bastante oscuro en los bordes (los cachos, como les dice el compadre) al inclinar la copa, limpio y brillante, como dije antes. El primer aroma recordó especias y frutas rojas, la madera se notaba muy ligera. Al probarlo se lució, un caldo muy estructurado, con excelente volumen y una sensación que los que saben de esto le dicen algo así como "ligero en boca", y que para mí es el resultado de unos taninos ya maduros y aplacados, que sí le permiten mostrar su acidez pero de manera bastante suave y controlada, por cierto que le noté una untuosidad ligera también pero definitivamente presente. El segundo aroma reforzó con fuerza el primero, para confirmar lo que llaman "bouquet" y que sólo un buen vino conserva.

No soy muy ducho en esto de degustar vinos. En una prueba de aromas apenas reconozco seis (a veces menos) de diez de los más comunes. He aprendido a reconocer ciertos aspectos esenciales como la untuosidad, el volumen, el cuerpo, el retro-gusto, la permanencia en boca, aunque no todo el tiempo ni de forma perfecta cada vez.

Pero sí reconozco la necesidad, aunque sea una vez al año, para quienes les gusta el vino, de probar al menos una botella de un vino de alto nivel. Sólo conociendo los extremos se aprende a apreciar lo regular, no sé si me explique. Es como aquello de "sin sombra no hay luz". ¿Como podría uno saber si se está probando un vino malo si no se conoce el bueno? Sobretodo en este mundo del caldo de la uva, que es tan relativo. Éste ha sido el mejor vino que en probado en más de un año, y me ha servido y servirá para fijar comparaciones mentales con los que vengan, así como los recuerdos sensoriales que mantengo de otros grandes, como un Castillo de Igay, un Montes Alpha, los Albariños de los que me hice fanático, y muy pocos etcéteras más.

Los otros dos vinos de anoche fueron un Bordeaux 2001 y otro riojano del 2002. Excelentes ambos pero que no pudieron superar la combinación de excelencias que desplegó el Marqués.

Ahora a esperar otra ocasión y reponer la neverita.

Amanecerá y veremos.




Referencias: Sitio de Marqués de Riscal, la neverita de vinos, sitio de la DOC Rioja,

Comentarios

Pues, que me dio una clase... Ah mundo... como dirían en mi tierra

Excelente descripción...

Un abrazo
Tecnorrante dijo…
Jajaja, Gracias Verónika.

Un abrazo.
Unknown dijo…
Me pasó lo mismo hoy día Tío... Abrí mi Marquez, lo disfruté, creí a ciencia cierta que estaría pasado y fíjate... Tu comentario describe el resto año después!!!