Ubuntu y libertades reales

Ayer liberaron una nueva versión de Ubuntu, la versión de Linux que más me ha tentado desde hace algo más de un año. Siempre he sido medio geek para los temas de software, pero últimamente (puede ser la flojera que los años van dejando en las neuronas, como los residuos de que se van llenando las tuberías por el paso continuo del agua) no me ha agradado mucho la idea de ponerme a lidiar con decenas de comandos de texto en pantallas negras, investigaciones largas en búsqueda de drivers de impresoras o tarjetas, y unas cuantas cositas más por el estilo que son comunes en ambientes Unix y por ende en muchas versiones de Linux.

Según lo que he leído, Ubuntu nació para flojos como nosotros.

Pero la realidad es que mi trabajo me impone el intercambio de archivos desarrollados en su mayoría en aplicaciones Microsoft Office: presentaciones en PowerPoint, largos y complejos documentos en Word, hojas de cálculo con enlaces a diferentes hojas y gráficos incrustados en las tablas todas en Excel, ciertas tablas que me envían que terminan siendo "queries" desarrollados en pequeñas bases de datos Access, muchos, estos sí, archivos con planificaciones de proyectos y actividades de Microsoft Project.

Pensar en los dolores de cabeza de las carencias que todavía existen en los intentos de compatibilidad entre las aplicaciones de Microsoft y sus símiles en el mundo "libre" me da otro dolor de cabeza de sólo pensarlas. Y que no me digan que todo es coser y cantar, pues hace un tiempo llegué a ser incluso administrador de base de datos (DBA) y cambiar de una versión a otra, con todos y sus "wizards" y notas "friendly" a seguir para una migración "fluida" se convertían en semanas de trasnochos para asegurar que toda la data y las aplicaciones siguieran funcionando como hasta el día anterior al cambio.

Yo tengo dos computadoras en casa, bien podría usar una para experimentar. De hecho sé que puedo crear una partición de unos diez gigas en mi portátil (mi no tan querida IBM Thinkpad Z60t) e instalar un "buteo" doble entre Windows XP Pro y Ubuntu. Pero sinceramente me duele el paltó pensar en el trabajito. Debe ser que me estoy poniendo viejo definitivamente. Ni modo.

Pero parece que con Ubuntu la cosa sería coser y cantar. Reconocimiento automático de drivers de dispositivos varios, wizards para configurar muchas de las opciones, facilidades para la instalación de aplicaciones, posibilidad de olvidar la pantalla negra de comandos de texto...

¿Será que lo pruebo?

Amanecerá y veremos.



Comentarios

Jimmy Chimito dijo…
Yo instalé hace ya unos meses, el ubuntu en un disco duro externo de 80 gygas. Todo fue bastante bien, hasta que llegó el momento de la actualización automática, allí se trabó el asunto con el driver de mi gforce, y no arrancó más el entorno gráfico. Después de varios días frustrantes logré arreglarle el driver. En general fácil de usar, cualquier usuario microsoft puede ser igualmente productivo con ubuntu, pero tienes razón sobre la compatibilidad de datos, no es tan compatible con documentos elaborados.