
En muchos sitios se puede leer el porqué este vino es interesante o inusual, en este caso prefiero copiar las palabras de Jorge Coderch, quien fue Director Manager de la bodega Viña Valdivieso a prncipio de los años 90 y uno de los creadores del mencionado vino:
(...) "decidimos usar el sistema tradicional francés para hacer el vino, pero con el sistema tradicional español de soleras para armar la mezcla.. Ello quiere decir que dejamos un 50 % sin embotellar y luego usamos esa mitad como base del Nº2 que vendría después. Este sistema de soleras lo hemos mantenido. El Nº3 se hizo con el 50% del Nº2, y etc, etc..."El extracto lo saqué de un buen artículo (de hace unos años) de www.chile.com a propósito de la salida de la edición número seis, que igual recomiendo leer completo: El mítico caballo de Valdivieso.
Para esta degustación, la importadora Francisco Dorta y el organizador Vladimir Viloria, comentaron que les costó bastante conseguir las ediciones de Caballo Loco número 9, 10 y 11, que se completaron con la número 12 que sí fue aportada por Dorta. De mi parte agradezco el esfuerzo pues el resultado es más que loable, es sin duda una degustación histórica en el aún reducido mundo de conocedores y entusiastas de vinos de nuestro país. Estoy de acuerdo también con el adjetivo que le dieron de "vino de culto", pues por la manera como son ensamblados estos caldos, es irrelevante el hecho de que sea o no un gran vino de guarda, ya esa misma complejidad lo hace pertecener al nivel de los llamados "vinos premium" sin problemas.
La degustación comenzó pasadas las nueve y treinta de la noche, casi una hora después de lo previsto y, según mi apreciación, permitieron que entraran más participantes de los que el espacio permitía al menos para mantener un margen mejor de comodidad, tomando en cuenta que había que arreglar, por cada persona, espacio para cinco copas (las de vino y la de agua) además de espacio para poder tomar notas. Igual pienso que a pesar de estos detalles, se pudo disfrutar bien de los vinos servidos.
Acerca de los vinos, detallo acá las notas que tomé:
- Las copas ya tenían tiempo servidas, y más aún si consideramos lo que tardaron los expositores para presentar los caldos (quizás debieron preparar mejor la presentación), por lo que asumimos que estaban bien oxigenadas todas las muetras, incluso si no usaron decantadores. Viloria propuso que degustáramos las cuatro copas en silencio, una detrás de la otra, y luego comparáramos las ediciones que prefiriéramos, no entendí mucho la idea, pero igual se siguió el orden ascendente en la prueba.
- Para todos los vinos utilizan barricas de roble francés para su añejamiento por un período mínimo de 18 meses, aunque eso correspondería a la mitad de las cepas de cada edición, pues la otra mitas, como se lee más arriba, provienen de ediciones anteriores.
- Cada edición de estos vinos contiene una mezcla de al menos cuatro cepas: cabernet sauvignon, malbec, merlot y carmenere, en combinaciones que varían según el gusto del enólogo en cada caso. La número 9 tenía además cabernet franc.
- El Caballo Loco número 9, la primera de las copas mostró un color rojo rubí intenso, con cierta transparecia en los bordes y algunos tonos violeta, bastante limpio y algo brillante. En primera nariz se mostró algo acoholoso, pero se podían apreciar los aromas a cuero, a clóset viejo y especias como pimientas, aromas (los primeros) que me sugerían que aún estaba cerrado. Luego de agitar se mantenían las notas alcoholosas, pero mejoraban los aromas a especias y surgían notas a ahumado y a vegetal (quizás pimentón). En boca los taninos ya maduros, y la acidez presente pero bien equilibrada hablaban de un vino que evolucionó correctamente y que mostró buena complejidad luego de tantos años. De larga pesistencia al final con notas dulzonas. Muy bueno.
- El número 10 mostró en copa un color similar al anterior, pero con centro más violeta. En primera nariz estaba ya abierto, con aromas a pimentón y frutas rojas maduras (confitadas). Luego de agitar se acentuaron las notas vegetales del pimentón, lo que sugería que el cabernet sauvignon mandaba en la mezcla (compuesta además por malbec, merlot y carmenere). En boca fue de ataque suave, buen volumen y taninos y acidez bien equilibrados, dando además un tono dulzón de fruta y un parecido fuerte (a mi gusto) a un cabernet sauvignon reserva. El final es largo y suave. Excelente.
- El número 11 mostró un color muy similar al 10. Bien abierto también en primera nariz, con aromas vegetales y como a regaliz (anisado). Luego de agitar da notas dulzonas de frutas rojas, grosellas negras (como el licor de cassis) y al evolucionar en copa, luego de volver sobre ella un tiempo después, dió también notas agradables a cacao y vainilla. Sin duda uno de los más complejos de los cuatro. En boca también es de ataque suave, aunque con menos cuerpo que el anterior, pero muy bien estructurado. También de final largo y suave. Excelente.
- El número 12 mostró el color más violeta y oscuro de todos. En primera nariz dió una combinación excelente de aromas: chocolate oscuro, pimentón, frutas rojas como moras y cerezas. Al agitar se intensificaron las notas vegetales y surgieron además la pimienta, pan ahumado y algo de vainilla. De ataque suave en boca, cuerpo medio y una sensación de frescura por la notable acidez. El final en este no fue tan largo como los anteriores, pero igual de interesante.
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