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Aprender de vinos

Alguna vez leí una cita de un periodista (quizás un escritor) que decía algo como «si quieres aprender de algún tema, escribe acerca de ello»; esa idea describe bien lo que he tratado de hacer desde hace varios años, utilizar la escritura en este y otros blogs como un ejercicio que me sirva para ir conociendo con mayor profundidad el interesante y atractivo universo del fermento de la vid; pues para escribir acerca de ello es menester aprender primero acerca de ello, leer mucho, escuchar bastante, compartir con quienes en verdad saben, y sobretodo probar, degustar, comparar, tomar, probar de nuevo, seguir probando y bebiendo muchas copas de vino, pero más con el ánimo del fanático que del espectador casual. También implica un riesgo escribir acerca de un tema tan extenso, pues las equivocaciones se encuentran a la vuelta de la esquina, en cualquier rincón cercano, y se hacen notorias y a la velocidad de la red, que es casi tan rápida como la de la luz.

Igual es una manera agradable de conocer acerca de cualquier tema que nos interese.

Intentaré entonces algunas recomendaciones acerca del cómo acercase más al conocimiento del vino y sus múltiples aristas.
Inicialmente recomiendo ir aprendiendo de los vinos por los países donde se producen: España con sus regiones, denominaciones de origen y categorías, Francia con sus apelaciones y "crus", Italia con su impresionantes variedades de uvas y sus leyendas, los países sudamericanos (Argentina, Chile, Uruguay) y sus valles, Estados Unidos de América con su fuerza comercial (que no desdice de sus buenos caldos) y otros de los llamados emergentes o nuevo mundo para el sector -aunque algunos tengan historia vitivinícola desde hace más de doscientos años-, como Australia, Nueva Zelanda, México, ¡hasta China! y varios más que se suman a una gran variedad de bodegas, marcas, botellas, cepas y tipos, y que hacen imposible poder siquiera pensar en probarlos todos, al menos por una persona en una sola vida.

Comprar y mantener algunos libros de referencia me parece también importante. Pueden ser enciclopédicos como el "Larousse de los Vinos" o alguna de las "Enciclopedia del vino" de varios autores; o pueden ser más enfocados en temas o regiones específicas como "Vinos de España", "Vinos de Francia", "Vinos de la Ribera del Duero" o "La Cata de Vinos" entre muchos otros. Todos aportan información importante que no cambia mucho con el tiempo, por lo que valen la pena para dominar los principios y características básicas y hasta avanzadas dependiendo de lo que a uno le vaya interesando.

En Venezuela tenemos la gran ventaja de ser país principalmente consumidor de vinos, más que productor (dejo para otra ocasión el tema de nuestros vinos); los países productores sufren generalmente las restricciones, a veces no formales, que se producen al querer proteger su producción interna, en cambio países como éste tienen la ventaja de poder disfrutar de gran variedad de vinos de también una gran variedad de países, lo que nos permite ir nutriendo con mayor facilidad nuestra cultura vinícola no sólo investigando y leyendo del asunto, sino de la mejor manera: probando.

Otra recomendación importante para aprender de vinos es cultivar el sentido del olfato. Hay que re-aprender a oler, sin tabúes. Quitarnos de encima aquellas gríngolas culturales y sociales que nuestros padres y demás familiares nos imponían de pequeños con el cuento de "oler la comida es malo", o en general "oler las cosas es de mala educación". Debemos aprender a oler las frutas, aprendernos de memoria el aroma de una manzana roja y la diferencia con el aroma de una verde, los olores cítricos del limón, la toronja y la parchita, el olor dulzón de los cambures, las fresas, ciruelas y moras; los rústicos aromas del cuero, la madera, el tabaco y los ya lejanos (en nuestra memoria) olores que despiden los lápices cuando les sacamos o afilamos la punta. Esos y muchos más. Hay que oler la sopa antes de comerla, los platos fuertes tanto en casa como en los restaurantes; hay que aprender a identificar si a un arroz le echaron trocitos de pímentón o tomate, o ambos; aprender a descubrir si el pollo lo aderezaron con pimienta blanca, o negra o le agregaron orégano, perejil o cilantro. Es importantísimo oler todas las ramas que usan en casa para realzar el sabor de la comida. En fin, aprender a oler, que creo que se entiende la idea.

Luego con más calma recomendaré otras formas de aprender de vinos, no porque me considere un sommeliere o un gurú a lo Robert Parker, sino sólo por la necesidad de escribir lo que voy aprendiendo para poder a su vez aprender mejor, como decía el fulano del inicio.

Amanecerá y veremos.

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