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SIG 2011: primer día con Cocuy larense

Para el primer día de este evento, que ya cumple 10 años, llegué pasadas tres horas de su apertura con muchas expectativas, sobretodo por la experiencia del año pasado, bastante pobre en cuanto a logística, atención, material e infraestructura. Lo primero que uno notaba al hacer un recorrido inicial por los pasillos, baños y stands era que los problemas de infraestructura habían sido resueltos, como debía ser en un evento de tal magnitud y un centro comercial de altas pretensiones.

Lo segundo que quedaba en la mente era que el resto de los problemas los seguían abrumando: la exposición de apertura se retrasó dos horas, no había copa de obsequio para quienes teníamos acreditación de prensa (o medios, yo fuí como representante del blog La Casa de Antociano) y la que tenían para la venta era, en una palabra, triste; los stands aún no estaban equipados por completo y el programa que entregaban, para los pocos que pudieron obtener uno, era una fotocopia mal hecha y difícil de leer. Apartando lo anterior se puede decir que sí se notaba una mejoría general respecto al año anterior, sólo que uno esperaba que el cambio de organizadores hubiese elevado la experiencia por encima de una «simple mejoría». También puede suceder que con estos cambios menores se cumplían las expectativas de resultados económicos y de mercadeo que estaban esperando; todo es posible.

Para quienes estamos más interesados en los asuntos de la vid y sus vinos, aplaudimos la presencia de dos importadoras: Di-Masi y Alta Cava (@altacava), cada una con buenas muestras y representantes extranjeros invitados; y nuestra productora vitivinícola local Bodegas Pomar, con su enólogo Guillermo Vargas y una buena representación de todas sus líneas de caldos. También notamos la gran falta de más importadoras o distribuidoras de vinos, siendo ésta una vitrina anual importante para que tanto el público en general como los más entendidos, restauradores y aficionados, conozcan y prueben de primera mano las botellas que están actualmente en el mercado y también las que están llegando o por colocar en anaqueles.

Este año, además de los stands y el salón principal de presentaciones, llamado Gran Salón Cocina, se encontraban también dos salones de mediano tamaño, el primero llamado Salón de Cata de Alimentos, y el segundo Salón de Cata de Vinos y Destilados, al que le agregaron con mucho acierto el nombre de María Isabel Mijares, y en el que me concentré principalmente pues tuvo un programa interesante de ambos tipos de bebidas.

Cristóbal Sánchez en la cata de Cocuy
La primera degustación a la que asistí fue de un destilado por el que tengo predilección: el Cocuy. Esta vez se presentó un productor importante del Estado Lara, el Sr. Cristóbal Sánchez, con sus cuatro tipos de cocuy realizados, como debe ser, de puro agave cocuy, que es la planta familia de las agaves mexicanas de las que se obtiene el tequila y el mezcal; presentó los tipos de cocuy clase 1 y clase 2 de 56 grados, un cocuy reposado ocho meses en barricas de roble, y uno reposado por ocho años en las mismas barricas y al que además le agregó caramelina y virutas de roble para mejorarle color, aromas y sabores. Esto último por cierto lo lamenté en silencio, pues me hubiese gustado probar un destilado como éste añejado por tanto tiempo en roble pero sin esos agregados que, a mi parecer, aunque le dan suavidad en boca y podría conseguir un público poco acostumbrado a este tipo de bebidas, le resta elegancia y muchas de las características típicas de este licor.

Es una experiencia interesante conocer de cerca y de primera mano los detalles de este excelente destilado nacional. Cristóbal Sánchez no sólo narró todo el proceso de siembra, cosecha, fermentación, destilación y embotellado de su cocuy,  sino que se detuvo a responder todas las dudas que le planteaban, tumbar algunos mitos, pero también confirmar otros. Este destilado se puede convertir en una punta de lanza para la exportación no tradicional de nuestro país, como ya ocurrió con el tequila en México y con el pisco en Perú, pero para eso hace falta apoyo de los gobiernos central y locales, apoyo que brilla por su ausencia desde hace muchísimos años, como comentó el productor, tanto que ahora se considera una buena iniciativa el que hayan dejado de perseguir y obstaculizar a los productores de Falcón y Lara, lo que por un lado les alegra, pero por otro les preocupa, pues muchas destilerías han aprovechado para sacar al mercado licores cualquiera con etiquetas de 100% cocuy artesanal, dañando al mismo tiempo la imagen del producto y el esfuerzo que hacen los verdaderos cocuyeros.


Este primer día asistí también a la degustación de vinos de la bodega Hugo Casanova, presentada por su Director Comercial y miembro de la cuarta generación de la familia propietaria de estas viñas desde hace más de cien años, Hugo Andrés Casanova; por cierto va un agradecimiento especial a la sommelier Tamara Belgiovane de la importadora Vinos Di-Masi, por su apoyo durante todo el evento.

También tuve el gusto de participar en la degustación de vinos de Bodegas Cepa21, presentada por su export manager, el español Nacho Andrés con quien también conversé y grabé una entrevista. Va otro agradecimiento especial a la importadora Alta Cava por su apoyo constante durante el evento.

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