Esto de celebrar la culminación de los años y el inicio de otros, como si en efecto ocurriese algo especial al cambiar la fecha, no deja de ser un rito interesante. Escuché a un metafísico (?) comentando que esto sucede porque los humanos somos seres que necesitamos cerrar ciclos, y que si estos ciclos no existieran nos habríamos inventado otros. Este año decidimos pasarlo en casa, en Caracas, lejos de la numerosa familia repleta de padres, tíos, primos, sobrinos y panas. No es que no quede un poco de nostalgia o de ganas de salir pirao' pa' Barinas o Duaca, pero sí es cierto que le da a uno una sensación de hito conseguido, de cima alcanzada, de Itaca conquistada. Acá, y no allá, también es nuestro hogar, nuestro sitio. Nosotros, los de entonces, los que no pensábamos otra cosa que estar allá, ya no somos los mismos, y en cierto sentido seguimos siéndolos. Mañana amanece entonces otro año. Cenaremos con uno de los compadres y su familia cercana. Degustaremos unos vinos que aco
Según la RAE, figurar es: "Imaginarse, fantasear, suponer algo que no se conoce."