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La Ciudad de la Eterna Primavera

Así le llaman a Medellín, donde ya estoy terminando y esperando con ansias que lleguen las cuatro de la mañana de mañana. Me busca el taxi, aeropuerto, Bogotá, Caracas, y finalmente en casa de nuevo. Necesito estar al menos dos meses seguidos en Caracas, tanto para estabilizar varios proyectos de trabajo allá, como para descansar de los malos asientos de los aviones, sus peores comidas y los eternas horas de espera en los aeropuertos.

Por otra parte, despues de la quejadea, es muy hermosa esta ciudad. Aunque lo de la "eterna primavera" como que será otra semana, pues ésta que me ha tocado a mí ha estado de lluvia y nubes y un esconderse el sol que pareciera que me debiera algo.

Conocí la pequeña "Virgen de los Sicarios", aunque de vista solamente, pues el taxi pasó todos los días por el frente. Es una ironía propia del realismo mágico paisa eso de que los "sicarios" busquen en la fé, desesperadamente, la ayuda que necesitan para que el pulso no les tiemble a la hora de quitarle la vida a otro cristiano por un puñado de pesos. Tengo que alquilar la película, por cierto.

Me he comprado una chaqueta de piel de ovejo viejo, o envejecida mejor dicho, muy económica comparada con los precios de Caracas. Aunque los "vestidos", que es como le dicen a los trajes masculinos acá, no me gustaron nada, sí reconozco que en chaquetas y camisas y otros aparejos del vestir son bastante diestros, especialmente en esta tienda de la casa Arturo Calle.

Freddy me comenta que es una ciudad Gardeliana. Carlos Gardel murió aquí en Junio de 1936. Tiene un Museo de Gardel. Todos los años le hacen su homenaje. Y hasta hay emisoras de radio con el tango como principal contenido diario.

Trataré de acostarme a dormir temprano, para que la madrugadera del vuelo no me pegue tanto el sábado. Aunque conociéndome seguro que leeré, veré tele o me pegaré ala portátil hasta altas horas del a madrugada, para dejar el sueño al asiento del avión.

Que vaina.

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