Ir al contenido principal

Punta Trasera de exportación

Una prima de D. se iba del país, a casarse y vivir en Inglaterra, ignoro si en su capital o una ciudad o pueblo de esa distante islita. Le ofrecimos, junto con su familia y unos amigos, una carnita, con sus respectivas cervezas y vino acompañante, para que pasáramos una despedida al mejor estilo venezolanazo que tanto añoran quienes se autoexportan de nuestro terruño y sobretodo a tierras frías como aquellas.
La grata sorpresa la dieron un par de puntas traseras, adquiridas en el Excelsior Gamma que queda cerca de nuestro apartaco. Uno de los gurús parrilleros panas que invitamos, barinés para mas señas, la compuso solamente con Sal Marina, de grano grueso en estado puro. Las colocó enteras a las brasas durante un buen rato, y cuando las fileteamos y servimos... el paraíso en la tierra personificado en estos nobles trozos de res venezolana dignos de exportar a los mejores restaurantes del mundo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.