Almorzé en un restaurant "turísitico" cuya especialidad es la comida de Arequipa, que debe ser algún pueblo del interior del país. Por regla general la comida peruana ha sido excelente, pero este Tacu-Tacu, que resultó ser una extraña combinación de arroz con mariscos y frijoles verdes, todo mezclado y servido cual tortilla volteada, no me ha gustado mucho realmente. Me imagino que el mesonero que me atendió se dió cuenta, pues no me terminé el plato, de hecho creo que llegué a la mitad apenas del mismo, y enseguida pedí mi cafecito y la cuenta.
El café es un desastre acá. Lo sirve en forma de "infusión", es decir que le sirven a uno una taza con agua hirviendo y al lado colocan un envase con el café negro cerrero, para diluirlo en la taza. No sé si es el procedimiento, el prejuicio de pensar que los limeños no saben de café, o el condicionamiento que me han producido casi treinta años de panaderías portuguesas barinesas, guaras y capitalinas, con sus máquinas expresas italianas y su leche con mucha espuma hirviendo. No sé qué será pero por más combinaciones que he hecho del café de acá, siempre termino con un mal sabor de boca que se prolonga hasta el siguiente Trident.
Que vaina.
(El chupe de camarones es exquisito)
El café es un desastre acá. Lo sirve en forma de "infusión", es decir que le sirven a uno una taza con agua hirviendo y al lado colocan un envase con el café negro cerrero, para diluirlo en la taza. No sé si es el procedimiento, el prejuicio de pensar que los limeños no saben de café, o el condicionamiento que me han producido casi treinta años de panaderías portuguesas barinesas, guaras y capitalinas, con sus máquinas expresas italianas y su leche con mucha espuma hirviendo. No sé qué será pero por más combinaciones que he hecho del café de acá, siempre termino con un mal sabor de boca que se prolonga hasta el siguiente Trident.
Que vaina.
(El chupe de camarones es exquisito)
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