
Estas son las primeras fotos que tomé en la subida al Ávila Mágica, un paseo decepcionante, talvez por no haberlo planificado bien.
Primero la mamá de las colas, que nos hizo regresarnos al carro para devolvernos a casita, pero un dato de uno de los cuidadores nos ahorró la penuria inicial comprando las entradas en el Centro Comercial Tolón. La experiencia de la subida y bajada en los funiculares me gusta mucho, pero ya arriba, como llegamos un poco después de mediodía con un hambre bestial, las miles de personas que sí habían llegado temprano, habían abarrotado los restaurantes, pista de hielo, visita al Hotel Humboldt y demás actividades entre las muy pocas que se pueden hacer en esas alturas. Los jeeps que bajaban a Galipán no se veían como buena alternativa por lo resbaloso del camino, debido a la lluvia constante, y ese mismo clima fue responsable de no permitirnos ver ni el mar ni la ciudad, ni a simple vista ni con los telescopios que están colocados esporádicamente en el camino.
Al regresarnos (temprano), sufrimos una cola el doble o triple del tamaño de la de subida, cronometrada en: 2h 15m exactamente.




Ni modo.
Caracas
Comentarios
Saludos!
llama greta, creo q a todo el mundo le da POR fotografiar lo mismo alla arriba..lastima yo tampoco pude ver el mar :(
Saludos!
JAJJA OOPS!
Aparte de eso, realmente me malhumoró lo poco que pude hacer arriba, no sólo por la vista que no se ve, el Hotel al que no se puede entrar, los restaurantes que no pueden vender ni una cervecita (¡creo que eso influyó muchísimo!), la pista de hielo que sólo tenía cupo para las nueve de la noche, y tantos otros etcéteras que ni ganas me dieron de tomar fotos medio interesantes...
Del resto, todo fino! Jejeje