Los cielos con mucha presencia de nubes, lluvias ligeras, lluvias torrenciales e incluso tormentas eléctricas han sido casi un lugar común en las veces que me ha tocado tomar aviones para, por lo general, visitar empresas en países o ciudades lejanas a Caracas.

En el vuelo de regreso de la ciudad de Quito, hace algunas semanas, tuve un bautismo eléctrico. Ya con cierta frecuencia he saludado rayos o descargas eléctricas desde la ventana de un avión a sopotocientos miles de "pieses" de altura. Pero esa vez me tocó sentir cómo el rayo le pegó directamente en la nariz al avión, para luego desplazarse por todo el fuselaje como si fuese un efecto especial de cualquier película jolivudense moderna. Sucedió en algo menos de un segundo, pero fue realmente impresionante. Afortunadamente, luego del estruendo y el consabido susto de muchos de los pocos pasajeros, incluida la tripulación, la cosa se tranquilizó rápido pues le sucedió una calma larga, sin grandes turbulencias, y además la compañía de la cara de "calma pueblo que esto es normal" de las azafatas.
Comentarios
Besoos
Saludos desde L.A.
Igualmente gracias por el comentario!!!
Un gran saludo
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