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Crónica inútil

El Domingo, cuando salí del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, en Isla Verde, Puerto Rico, estaba lloviendo.
No es época de invierno todavía en la isla, pero igual pasaba una "vaguada", como les ha dado por llamar a una parranda 'e lluvias seguidas una detrás de las otras por varios días. Coincidía entonces el clima entre las torrenciales lluvias y, a golpe de mediodía, un sol que le quemaba a uno hasta el paladar si se descuidaba.

Me ha tocado "época de huracanes", tanto en estas ciudades santas caribeñas, es decir San Juan y Santo Domingo, y en esos días es cuando a uno se le ocurre pensar en la bendita suerte de no haberme tocado vivir en una piedrita en medio del océano, capaz de ser arrasada o por lo metos matraqueada por cuando viento rebelde pase de un lado al otro del mundo, y tome el atajo del caribe, que es bien tentador para esos ventiscones.

Recuerdo que en el primer proyecto al que fuí a Pueto Rico, hace ya como siete u ocho años, cuando dieron la "alerta de huracán", todos los compañeros boricuas, se pararon como si nada, buscaron una especie de sábanas plásticas, cubrieron las computadoras, las retiraron de las ventanas, apagaron, desenchufaron y se fueron yendo de las oficinas conversando entre sí acerca de lo que harían el fin de semana, o del último concierto de merengue, o de qué-se-yo qué otras banalidades cotidianas. Y mis compañeros y yo como entre asombrados y oliendo ya a palito 'e gallinero, pues dudamos entre si irnos o no al hotel.

No quedó mucho que pensar, pues no había opción, había que apagar e irse, pues es como una especie de orden municipal o algo así. Afotunadamente el huracán se deshizo antes de tocar la isla y al otro día cada quien tranquilazo para su trabajo.

Allá cada casa tiene su mini-planta eléctrica, que venden en los Walmart, K-mart, Marshall o cualquier colmado grande de cualquier zona. Usan además, los más nerviosos, o pudientes, las "tolvaneras" para las ventanas, que son planchas de madera o aluminio u otro metal, que cubren completamente las ventanas para evitar que se revienten con los vientos fuertes. Todo esto y otros detalles más, muy comunes por lo visto, allá en el estado libre asociado de Puerto Rico.

En República Dominicana la cosa no es tan organizada o preventiva. Sí deben haber sus medidas de seguridad, pero el ambiente es más relajado, comparado con Puerto Rico se nota algo imprudente, pues son islas separadas por escasos kilómetros y con los mismos peligros. Pero un ojo poco avisado podría pensar en que la influencia gringa en Puerto Rico los hace más organizados a éstos y la influencia española a los otros los hace más confiados y los deja más expuestos.

Quién sabe. Igual he notado que ambos pueblos gozan un puyero, porque lo que sí tienen en común es el instinto bonchón que, no gratuitamente, se asocia a la gente del Caribe.

Azúuuucar.

Comentarios

Anónimo dijo…
Como están acostumbnrados aplican la de Al mal tiempo buena cara
La beba dijo…
POR ESO SIGO DICENDO:

"El calor latino no lo supera ni el sol"...

cuaimy
Anónimo dijo…
Mi querido amigo, un gusto de volver a verte, me muero si viajo en avion con lluvia, como veraz soy miedosa, que se le va a hacer.un abrazote y un besito dulce
Yo, otra vez, bueno, en avion con lluvia, se aguanta, pero con un huracan o como se llame golpeando la isla y los demas tan campantes?? jejeje Yo haria un refugio en cualquier parte y de ahi no saldria! jejeje
Besooooos
Anónimo dijo…
Keep up the good work
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Fast track: SDQ-SJU-SDQ

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