
No puedo evitar sumarme a todos aquellos citadinos que se sonríen de gusto todas las mañanas de estas vacaciones escolares, disfrutando la disminución del tráfico natural de esta caótica ¿metrópolis?. De una hora con más o menos minutos, ahora puedo llegar a mis sitios de trabajo en unos quince a veinte minutos. Toda una hazaña anual que merece una sonrisa mañanera diaria.
Comentarios