Ya esta por terminar la semana en este caluroso Santo Domingo. Mucho trabajo y poco entretenimiento, exceptuando una revista de videojuegos que compré en el aeropuerto, y una mediocre película de terror o suspenso (ya no recuerdo o veo la diferencia entre los géneros en el cine moderno) mal adaptada de ese aluvión de filmes japoneses que hollywood está explotando como si fuese una mina de cobre que medio brilló hace unos años y ahora luce gastada y mal trabajada.
Ayer pasé una pequeña molestia por la posibilidad de perder el viaje de placer que estaba planificando desde hace un buen tiempo. Descuidé la compra de los pasajes por unos días, y al parecer o ya todo está vendido, o los precios subieron por el costo de la gasolina y el petróleo, o la agencia se quiere ganar unos realitos de más, o es que sencillamente me pasé de bolsa y no compré cuando debía. Esto último suena lo más razonable. La experiencia me ha indicado que cuando hay un problema y se sospechan varias causas, la más simple es casi siempre la correcta. Lo que pasa es que es más sabroso pensar en conspiraciones ocultas y poderes externos que quieren jodernos la paciencia con el puro objetivo de hacer el mal y que seamos infelices. Nosotros, los de entonces, seguimos siendo los mismos.
Quiero irme pronto de esta no tan pequeña isla pero sí pequena ciudad. Los paseos solos por el malecón ya no me atraen, y creo que nunca lo hicieron. La amabilidad de la gente me es indiferente. El sol inclemente me agobia. Los taxis vetustos, ruidosos, mal pintados, me enervan la paciencia. El peso se devaluó cada día en toda la semana. La gasolina aumentó. El gobierno le pondrá impuestos a la cerveza, que es una de las pocos grandes aportes que esta tierra le ha dado al mundo. Es excelente la cerveza Presidente.
Ya estoy desvariando.
Que vaina.
Ayer pasé una pequeña molestia por la posibilidad de perder el viaje de placer que estaba planificando desde hace un buen tiempo. Descuidé la compra de los pasajes por unos días, y al parecer o ya todo está vendido, o los precios subieron por el costo de la gasolina y el petróleo, o la agencia se quiere ganar unos realitos de más, o es que sencillamente me pasé de bolsa y no compré cuando debía. Esto último suena lo más razonable. La experiencia me ha indicado que cuando hay un problema y se sospechan varias causas, la más simple es casi siempre la correcta. Lo que pasa es que es más sabroso pensar en conspiraciones ocultas y poderes externos que quieren jodernos la paciencia con el puro objetivo de hacer el mal y que seamos infelices. Nosotros, los de entonces, seguimos siendo los mismos.
Quiero irme pronto de esta no tan pequeña isla pero sí pequena ciudad. Los paseos solos por el malecón ya no me atraen, y creo que nunca lo hicieron. La amabilidad de la gente me es indiferente. El sol inclemente me agobia. Los taxis vetustos, ruidosos, mal pintados, me enervan la paciencia. El peso se devaluó cada día en toda la semana. La gasolina aumentó. El gobierno le pondrá impuestos a la cerveza, que es una de las pocos grandes aportes que esta tierra le ha dado al mundo. Es excelente la cerveza Presidente.
Ya estoy desvariando.
Que vaina.
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