Desayuno

En este viaje corto me zampé "Desayuno en Tiffany's", una novela corta que me pareció excelente, del escritor norteamericano Truman Capote. Me acordé inmediatamente de la película, que ví cuando era más chamo, protagonizada por una hermosísima Audrey Hepburn como la alocada Holly. Leyendo la novela pensé que el papel parecia casi pensado a propósito para Marilyn, pues si mal no recuerdo murio un año después (1962) de rodada esta película (1960-61). Por cierto que Capote nunca debe hacer dicho dónde terminó Holly su vida. A veces, estos finales abiertos dejan, como los buenos vinos, un post-gusto sabroso, dulzón, pero también unas ganas de más que casi no se aguantan.

Hablando de desayuno, los dos días pasados en el hotel del aeropuerto de Puerto Rico incluían el desayuno. No supe si llamarlo desayuno americano, o desayuno continental, o desayuno medio majunchito, pues la selección se limitaba a, en cuanto a platos calientes se refería, unos sencillos huevos cocidos de los que uno podía servirse cuantos quisiera (o aguantara). En cuanto a comida fría la selección era más variada, pero no mejor: croissants, pan de sánguche para tostar en un par de tostadoras grandes, de esas en que se pueden poner a quemar de a cuatro rebanadas a la vez; minúsculos tarritos de crema de leche, mantequilla (por el sabor, no parecía margarina) y mermelada de algo (no la probé, pues aún no paso muy bien el desayunar con dulce), y una selección medio decente de porciones de cereales, marca Kellog's para más señas. Se completaba la oferta con jugos de naranja, manzana y otro brebaje que no recuerdo, agua y leche, ah! y una máquina medio expresa de café que daba resultados bastante decentes.

Cierto que el panorama desayúnico no era muy alentador, pero afortunadamente no fue mi prioridad gastronómica.

Comentarios

Anónimo dijo…
Juraría que es una canción también... Realmente los desayunos en los hoteles y los aeropuertos suelen ser caros y malos.