Ir al contenido principal

Uso del Libro

Transcribo un texto demasiado bueno:
El libro es un objeto tremendamente útil, como bien es sabido entre los españoles, ya que puede servir como posavasos, pisapapeles, artículo de decoración de estanterías, e incluso permite nivelar un mueble en el caso de poseer una pata coja. Curiosamente, hay libros cuyas funciones ya están predefinidas con antelación. Así pues, podríamos decir que La Biblia cumple perfectamente como objeto de decoración, o preferiblemente, como nivelador de muebles u otros complementos (se desconocen los motivos, pero siempre es el libro que mejor encaja).

Existen rumores acerca de que los libros se utilizan en otros países para contener información impresa que posteriormente puede ser utilizada para muchos fines, pero todavía no se ha podido confirmar la veracidad de dichas noticias, más que nada porque ningún habitante de nuestro querido país se ha dignado a abrir ninguno. De hecho, las escasísimas (y desafortunadas) personas que ratifican y apoyan estos bulos, enseguida son calificadas como herejes, siendo perseguidas por bandas callejeras (el Fahrenheit 666 o el Book-Burnt-Clan son unas de las más temidas) hasta ser, finalmente, quemadas en la hoguera o cruelmente lapidadas. El autor de este escrito (uséase, el menda) opina que estos castigos son terriblemente blandos, ya que sabiendo de la existencia de programas culturales de calidad tan elevada como Gran Hermano, Operación Triunfo o Aquí Hay Tomate, el buscar refugio en fuentes de información tan burdas y pueriles como aquéllas resulta ser la más cruel blasfemia que puede llegar a ser concebida por la mente humana (y delfinense).
Esta joya la he conseguido en la Frikipedia, una especie de Wikipedia que leí mencionada por Jorge Letralia ayer.

Lo lamentable son las verdades que encierra ese ejercicio de ironía.

Ni modo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.