De nuevo echado en la alfombra, bajo un monitor que anuncia las puertas de los vuelos respectivos, frente a uno de los Dutty Free de licores, al lado de un enchufe que mantiene con vida artificial a mi querida T42, mirando pasar puñados de gentes de sopotocientas nacionalidades con maletitas y maletines de rueditas y agarraderas largas y plegables, negras por lo general, todas de izquierda a derecha, todas deseando salir rápido a su destino o al menos salir rápido del trance que significa pasar por un aeropuerto.
Espero que el vuelo no se retrase.
Atardecerá y veremos, y seguramente, volaremos.
Espero que el vuelo no se retrase.
Atardecerá y veremos, y seguramente, volaremos.
Comentarios
Me avisas, para que nos tomemos un café y conversemos unos minutos.
Saludos.
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