Parto de regreso a mi país de forma apresurada mañana, por causa de mediocridades administrativas comunes a las que ya debería estar acostumbrado, por lo comunes digo, y que sin embargo me siguen asombrando cada vez que ocurren, precisamente por lo comunes. El hombre sigue siendo el único animal que tropieza sopotocientas veces con la misma piedra, como rezaba la letanía de un vetusto programa de transmisión repetitiva en la época de mi feliz infancia pueblerina. La mujer también, hecho lamentable. Igual prefiero creer que estos bajorelieves son necesarios para darle la suficiente sal a la vida cotidiana como para que no se convierta en un documental acerca de las costumbres recurrentes de la tortuga ciega asiática. Igual tiene muchas ventajas personales adelantar mi regreso, ventajas que mi mente y mi cuerpo van a agradecer mucho más rato que lo que me pueda durar la arrecherita actual. Tendré que adelantar mi próxima visita cambiando el scheduling que ya tenia preparado para las próximas seis semanas, pero como dicen por mi terruño de origen ¿qué es una raya más pa' un cunaguaro? Aunque ahora que recuerdo el cunaguaro tiene pintas y no rayas, pero por ahí va la idea.
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