Postfindeañero

No había pasado el fin de año en Caracas desde que vivo acá. La cantidad de cohetes, cohetones, quincecolores y demas polvorines festivos que lanzaron en la víspera y póstpera de la medianoche fue impresionante. El frío lo fue mas todavía. No estoy acostumbrado al frío, puede que porque soy de tierra caliente, donde las noches de menor temperatura aún hacía sudar a cualquiera. Los ataques tusígenos esporádicos de varios, incluyéndome, empañaron un poco el asunto, pero no tanto como para que lo pasáramos con la jodienda respectiva.

Ya comenzó el año y no recuerdo qué fue lo que prometí comenzar en estos días.

Amanecerá y veremos.

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