Ir al contenido principal

Sala 1

(sin título)
Cuando paso semanas solo en Santo Domingo, o en cualquier otra ciudad lejana a la mía, me da por ir al cine dos o más veces a la semana.
A esta ciudad le conozco ya casi todas sus salas de cine.
Ésta, la de la foto, es una sala decadente de un cine decadente incrustado en un centro comercial decadente de una zona no tan decadente en general. No pude resistir la tentación de lanzarle un disparo.
Y sí, ando con la cámara pa' todas partes, incluso cuando voy al cine.

Salgo de la oficina en que me encuentre ese día, a veces a las nueve, a veces a las siete, a veces no me acuerdo; llamo una compañía de taxis cualquiera, la recepcionista me contestará el invariable "tres minutos" para dar a entender que en poco tiempo llegará el carro que en poco tiempo también me dajará en la puerta de algún cine que escogeré al azar.



La Sala 1 es mi preferida. Es la que huele menos mal.

Comentarios

Anónimo dijo…
Cuentos de un hombre solo en otra ciudad...

Saludos

[Tecnorrante:] Ahora ando por mi Caracas querida. Muchos saludos desde por acá.
Celeste dijo…
Ha sido un paseo agradable, como siempre, pasar por aquí. Me gusta tu nueva imágen.

Oye, lo de los molinos... no creo que aquí... bueno, ya nos conoces a los venezolanos. Lo primero que me pasó por la cabeza fue el chalequeo de los vecinos y la preguntadera del porqué instalar un ventilador gigante y de paso pa'fuera... jejejeje.

Saludos, estaré por acá.

[Tecnorrante] Aaaajajajaja, demasiado bueno, Celeste! Pero demasiado cierto, ¿qué diría un maracucho cuando vea los ventiladores inmensos echando aire pa'juera?
Saludos!
Verónica dijo…
Yo sueño con ir a una sala de cine y estar una tarde entera viendo clásicas películas de esas que sólo podemos ver en nuestro hogar y no en la pantalla grande.
Verás que he vuelto por estos lados. Espero que estés bien.

Te dejo un abrazo.


[Tecnorrante:] De vuelta, que bien! Te comento que en Barcelona, España, y creo que en Madrid también, existen salas de cine que transmiten sólamente clásicos, puedes planificar una vacacioncita de relax cinematográfico a la ciudad de Gaudí, te lo recomiendo.

Abrazo.
Henry S. dijo…
Me gusta esa foto

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.