Tarde de metras
Vicentico se había pasado la tarde entera jugando metras completamente solo, inventándose compañeros de juego en aquel patio inmenso lleno de árboles de mango y guayabas. Iba ganando, como siempre, cuando esta vez sí que se apareció Jacinto, el mejor de todos los jugadores de la cuadra, a quien no le habían podido ganar ni una partida. Jugaron durante más de media hora hasta que el pequeño recién llegado ganó. Vicentico aceptó la derrota resignado, le puso en las manos las pequeñas esferas que había perdido en la partida y con una sonrisa de oreja a oreja, Jacinto desapareció lentamente.
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Espero encontrar algun arbol de ciruela por aqui¡