Ir al contenido principal

Primero de cien

    Tarde de metras



    Vicentico se había pasado la tarde entera jugando metras completamente solo, inventándose compañeros de juego en aquel patio inmenso lleno de árboles de mango y guayabas. Iba ganando, como siempre, cuando esta vez sí que se apareció Jacinto, el mejor de todos los jugadores de la cuadra, a quien no le habían podido ganar ni una partida. Jugaron durante más de media hora hasta que el pequeño recién llegado ganó. Vicentico aceptó la derrota resignado, le puso en las manos las pequeñas esferas que había perdido en la partida y con una sonrisa de oreja a oreja, Jacinto desapareció lentamente.


Comentarios

Unknown dijo…
Bueno que le puedo decir? Estoy jurungando sus postes viejos y me encuentro con un cuentico de metras, me encanta, las metras y este cuentico..aunque con final poco feliz.

Espero encontrar algun arbol de ciruela por aqui¡

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.