El Libro Vacío

Viendo una de las telenovelas anoche, la abuela le comentaba a las amigas de las hijas "Las mujeres somos seres superiores, que tenemos el deber de aparentar se inferiores", hablando, por supuesto de los problemas maritales. El abuelo, en otra escena, cuando el hijo le reclama que no sabe qué hacer con su esposa, que no lo entiende, le dice algo como "Pero hijo, ¡pensé que ya lo sabías! Las mujeres son seres superiores (...) que además de cuidar a los niños y a uno, además trabajan de ocho a seis (...) por eso hay que cuidar a la esposa a cualquier costo".

Hace unos días leía, en el email que envía periódicamente Roger Michelena, de Ficción Breve Libros, referenciando un artículo de Letraslibres.com escrito por Salomón Derreza, la referencia a su vez de los Libros Vacíos, entre ellos un famoso "Todo lo que sé de las mujeres" de autor anónimo. Me imaginé comprar un libro con ese título, lleno con... ninguna página, sólo con la referencia del derecho de autor y la prohibición de copiar la totalidad o parte de la obra.

Recordé entonces cómo fascina el tema de la distancia de los sexos. Cómo se arman talleres o foros acerca de "Literatura Femenina", como si este arte tuviese género (o géneros). Cómo se clasifican en todas partes todo tipo de actividades: Torneo de Tenis Femenino, Campeonato Mundial de Ajedrez Femenino, Canal de cable para mujeres, Empresas dirigidas por mujeres, Primera mujer presidente de XYZ, Primera mujer en escalar X montaña, o en romper X record, o emitir X mensaje, o hablar de X tema...

Quien haya leído un poco (que ya es decir mucho) o estudiado algo o, en fin, desarrollado algo de sentido común, podría pensar que este tipo de clasificaciones o siquiera formas de pensar, deberían estar más que obsoletas en estos "tiempos modernos". Resulta algo cómico darnos cuenta que lo contrario es lo sorprendente. Que todavía existen formas a veces formales, a veces informales, a veces veladas, a veces tácitas, de segregación femenina, o de segregación de cualquier tipo. Que todavía hay quienes opinan que "los mejores chefs siempre han sido hombres", o que el ajedrez es el último valuarte del chovinismo masculino, o las matemáticas, o el deporte de esfuerzo físico o extremo, o la presidencia o tantos otros etcéteras. Y pa' mas sorpresa que sea gente que ha pasado por universidades, o gente que incluso ha leído más de tres libros en su vida! (aparte de uno que otro de Pablo Coehlo).

Cierto que siempre he pensado aquello que las mujeres son seres superiores, digamos que sino fuera así, me habría parido mi papá, y de pana que no creo que los nervios lo habrían dejado. Y aunque fue mi padre quien me inculcó la Filosofía del Antiparabolismo Activo, que tanto me ha servido para andar feliz por la vida, fueron las presencias femeninas las que más mella hicieron en mi educación: madre, abuelas, tías. Y creo que no soy rara avis, menos en sociedades tan matriarcales como las latinoamericanas.

Cuando uno acepta que las mujeres son los verdaderos seres superiores, se encuentra en un mundo mucho mas fácil de vivir. Se da cuenta que hasta la suegra puede llegar a ser una buena amiga, y una fuente casi ilimitada de información. Que las hermanas (no es mi caso, pues no las tengo, pero sé de casos) pueden ser la vaina más útil que se ha inventado hasta el momento, después de la madre. Que la esposa o novia es la organizadora y administradora perfecta, y que uno hasta puede ir al cine con ellas y disfrutar la película.

Creo que el único valor que llegaron a tener el libro y la posterior película del "Código Da Vinci" fue el intento de mencionar que la figura más importante en el catolicismo era la mujer. Claro que "denunciar" o hablar de los defectos de la iglesia católica es la mar de fácil, sobretodo si se romonta uno a temas de su historia antigua o reciente, pero igual creo que ha tenido su gota de aporte al tema.

Por lo pronto toca esperar a ver si el resto de las gentes (masculinas, digo, y una que otra dama) llegan a darse cuenta lo que el personaje del inicio aún ignoraba. Aunque, como he opinado muchas veces, si todos fuesen perfectos, este mundo sería aburrídísimo.

Amanecerá y veremos.