Estoy ahora mismo en una de las mas de cien sillas que le permiten a uno esperar con relativa comodidad a que toque el turno de pasar a una taquilla para cambiar el pasaporte, en pleno centro de Caracas, dentro del edificio de la ONIDEX.
Este es mi tercer intento de pedir un nuevo pasaporte. El primero falló por desesperación, pues la fila para solicitar "un número" era más larga que las piernas de Uma Thurman. El segundo falló por desinformación involuntaria, pues el website de la institución no explicaba que para obtener un nuevo pasaporte había que anular el actual, que no está vencido sino lleno de sellos hasta en la foto, con cartica de solicitud de anulación y exposición de motivos incluida.
Esta vez me vine más armado que Rambo 4, o que Neo rescatando a Morpheus. Traje mi pasaporte, ocho fotos "tamaño pasaporte", dos fotocopias de la cédula, un sobre marrón tamaño oficio, dos copias de la famosa cartica pidiendo muy cortésmente que me anulen el documentico, con por-favores incluidos y una copia a color de las dos primeras páginas del pasaporte impresas bajo el texto, firmadas en tinta azul con Kilométrico certificado por un tramitólogo oficial; tuve a bien agregar a lista medio litro de yogur líquido de durazno, una bolsa de papitas naturales, un potecito de agua mineral, una revista con artículos largos pero interesantes, todo pensado para poder aguantar una espera de tres a cuatro horas si era necesario.
Llevo tres horas y catorce minutos.
Pero ya está por llegar mi número así que mejor me dedico a hacer lo que todo el mundo acá: mirar fíjamente la pantallita de bombillitos rojos que muestra los ansiados números...
Atardecerá y veremos.
Este es mi tercer intento de pedir un nuevo pasaporte. El primero falló por desesperación, pues la fila para solicitar "un número" era más larga que las piernas de Uma Thurman. El segundo falló por desinformación involuntaria, pues el website de la institución no explicaba que para obtener un nuevo pasaporte había que anular el actual, que no está vencido sino lleno de sellos hasta en la foto, con cartica de solicitud de anulación y exposición de motivos incluida.
Esta vez me vine más armado que Rambo 4, o que Neo rescatando a Morpheus. Traje mi pasaporte, ocho fotos "tamaño pasaporte", dos fotocopias de la cédula, un sobre marrón tamaño oficio, dos copias de la famosa cartica pidiendo muy cortésmente que me anulen el documentico, con por-favores incluidos y una copia a color de las dos primeras páginas del pasaporte impresas bajo el texto, firmadas en tinta azul con Kilométrico certificado por un tramitólogo oficial; tuve a bien agregar a lista medio litro de yogur líquido de durazno, una bolsa de papitas naturales, un potecito de agua mineral, una revista con artículos largos pero interesantes, todo pensado para poder aguantar una espera de tres a cuatro horas si era necesario.
Llevo tres horas y catorce minutos.
Pero ya está por llegar mi número así que mejor me dedico a hacer lo que todo el mundo acá: mirar fíjamente la pantallita de bombillitos rojos que muestra los ansiados números...
Atardecerá y veremos.
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Saludos
Dr. Bob