Ir al contenido principal

Referenciaduras

Un artículo de HP apunta a un libro que nos justifica a los desordenados. Un hurra a los gringos ociosos que analizan cada detalle de la vida.


En el último número de la Revista Veintiuno han sacado un artículo del fotógrafo Alexander Apóstol. Impelable e impresionante, o viceversa. Nota: en el website no sale el último número aún. La serie "Residente Pulido" está demasiado arrechísima.





Comentarios

Martín dijo…
Por fin respondo comentarios y me doy un breve paseo por los blogs, estoy demasiado flojo en esto.
Este trabajo de Apóstol es buenísimo.
Voy a ver si aprovecho la visita de mi madre la semana que viene para que me traiga algunas revistas.
Abrazos y saludos a la familia.
Tecnorrante dijo…
Martin!!! Vas a tener que quitarte la flojera como puedas, y al menos abrir un blog pa' echar los cuentos de Buenos Aires y sus alrededores.

Un abrazo y saludos a Cuchi!

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.