Lima, la horrible

Así la describía uno de sus intelectuales más conocidos a mediados de los años sesenta. El libro que así tituló Sebastián Salazar Bondy es uno de mis objetivos en los próximos días. Me lo refirió uno de nuestros grandes intelectuales (cuya amistad me honra) hace varios años ya, cuando asistía a un muy recordado taller de literatura en mis años mozos y universitarios (lo que a veces es una redundancia).

Estoy en el aeropuerto, esperando, que es una de las actividades mas frecuentes consecuencia de mi trabajo. Con el tiempo he aprendido a convertir estas esperas en tiempo muy productivo. Hay quien dice que aquellos a quienes nos gusta leer, jamás nos aburrimos; ciertamente doy fe de ello.

Lima no me parece horrible, debo aclarar. Me gusta caminar muchas de sus calles. Me gusta caminar Miraflores e imaginarme por dónde podría haber andado Martín Romaña, o cómo era el mundo para Julius y a qué colegio lo buscaba su mamá. O ir a una función de cine sobre el mismo sitio donde Vargas Llosa correteaba su niñez alrededor de un inmenso árbol, hoy convertido en un elefante comercial al final de la Avenida Larco.

El avión levantará la nariz en una hora. Llegaré de madrugada. Mañana y pasado será trabajo a guacales.

Esta vez visitaré las huacas.

Amanecerá y veremos.

Comentarios

Biscuter dijo…
Un abrazo y que el reino del ceviche te favorezca.
Tecnorrante dijo…
Biscuter, entre el ceviche, tiraditos, causas y carapulcras, ya ando que ruedo!!!

Un abrazo.