Ir al contenido principal

Lima, la horrible

Así la describía uno de sus intelectuales más conocidos a mediados de los años sesenta. El libro que así tituló Sebastián Salazar Bondy es uno de mis objetivos en los próximos días. Me lo refirió uno de nuestros grandes intelectuales (cuya amistad me honra) hace varios años ya, cuando asistía a un muy recordado taller de literatura en mis años mozos y universitarios (lo que a veces es una redundancia).

Estoy en el aeropuerto, esperando, que es una de las actividades mas frecuentes consecuencia de mi trabajo. Con el tiempo he aprendido a convertir estas esperas en tiempo muy productivo. Hay quien dice que aquellos a quienes nos gusta leer, jamás nos aburrimos; ciertamente doy fe de ello.

Lima no me parece horrible, debo aclarar. Me gusta caminar muchas de sus calles. Me gusta caminar Miraflores e imaginarme por dónde podría haber andado Martín Romaña, o cómo era el mundo para Julius y a qué colegio lo buscaba su mamá. O ir a una función de cine sobre el mismo sitio donde Vargas Llosa correteaba su niñez alrededor de un inmenso árbol, hoy convertido en un elefante comercial al final de la Avenida Larco.

El avión levantará la nariz en una hora. Llegaré de madrugada. Mañana y pasado será trabajo a guacales.

Esta vez visitaré las huacas.

Amanecerá y veremos.

Comentarios

Biscuter dijo…
Un abrazo y que el reino del ceviche te favorezca.
Tecnorrante dijo…
Biscuter, entre el ceviche, tiraditos, causas y carapulcras, ya ando que ruedo!!!

Un abrazo.

Entradas más populares de este blog

Guía rápida para pasar como un experto en vinos

Hace poco leí un artículo con este título en un diario gringo en línea y pensé que podría escribirle a mis panas locales una guía similar, tomando ideas de ese texto, intentando no copiar descaradamente, y adaptando un poco el tema a nuestro mercado, aunque quizás funcione también para otros países vecinos. Acá van entonces algunos consejos para que cualquiera de Ustedes pueda parecer y sonar como todo un experto en vinos, claro que es importante ponerlos en práctica cuando uno se encuentre en compañía de colegas, amistades o familiares, que eso de tratar de convencerse a uno mismo no parece ser muy útil. Compra vinos –o recomienda comprarlos– en bodegones o supermercados de alto nivel. Justifica los precios mayores con aquello de que en esos sitios las botellas tienen mayor rotación, pues la gente de dinero toma más vino que güisqui dieciocho años. Llama siempre cepas a las uvas. Es exactamente lo mismo, pero te hace parecer un conocedor.

Fast track: SDQ-SJU-SDQ

Vuelo de nuevo ida por vuelta a San Juan desde Santo Domingo. ¡Que santas suenan estas ciudades! Santo, Santo, Santo es el Señor. El Domingo regresé casi a medianoche a Santo Domingo sin mucho problema, sólo lamentando no haber tenido tiempo de comprar un juego de copas Riedel que bastante falta me hacen, pues las copas de cristal para vino tienen la mala costumbre de quebrarse con frecuencia. Una copa Riedel cuesta en Caracas aproximadamente $30,00 (treinta dólares americanos), una sola copa, repito. En cambio en nuestro hermano norteño, tan denigradito él por estos días, un juego de cuatro copas de la misma marca y sabor cuesta unos cuarenta pedruscos similares ($40,00). Cuatro copas completicas con base y todo. ¿Las ventajas del mercado de oferta y demanda? Igual creo que la semana que viene me toca otro vuelo fugaz y contaré con más dinero, quizás entonces pueda darme el pequeño lujo.