Ejercicio

Desde que tenía uso de razón, a Juan Crisanto le encantaba su nombre. Sentía que el suyo era un nombre redondo, de una sonoridad casi rítmica, un nombre serio y a la vez humilde, un nombre transparente y que lo identificaba y le calzaba como un guante de seda. Cuando se presentaba a algún nuevo conocido, lo hacía con sus dos nombres, haciendo énfasis en las "an", tanto que a veces se le olvidaba mencionar su apellido, de hecho, opinaba muchas veces que el apellido estaba de más, que los apellidos incluso estaban sobrevalorados, que lo único que uno necesitaba era un buen nombre, no, mejor, una buena combinación de dos nombres perfectos.

Un mal día, ya bastante entrado en la adolescencia, conoció a otro Juan Crisanto. Le pareció una persona mediocre, indigna de esos dos sendos nombres. Insignificante.

Al día siguiente se dirigió al registro notarial para solicitar un cambio de nombre. Desde ese entonces se llama Gustavo.

Comentarios

Unknown dijo…
jajaja. Buen ejercicio. Esta bastante bueno, tiene un no se que, sera un Comienzo atractivo, y una trama no apta para Hollywood, pero si para un episodio de los simpsons.