El domingo pasado cumplí cuarenta años. El día anterior había cumplido noventa y un años la gran Chavela Vargas. No es poca la diferencia en todos los aspectos, y no viene para nada al caso, pero no quería dejar pasar el comentario.
Desde hace mucho escuchaba aquello de la crisis de esta década, aunque no he sentido nada que se le parezca hasta ahora. Hace unas semanas compré un cuatro y una guitarra, y pretendo comenzar a aprender a tocarlos este año... ¿será este uno de los síntomas de la mentada crisis?

Pero no me ha dado por comprarme un auto deportivo descapotable de dos puestos, ni una moto estilo 'Harley', ni me ha provocado escalar el Everest, mucho menos el Pico El Águila, ni el Ávila.
Para la pequeña reunión que me hicieron en casa vinieron mis padres desde Barinas, a pasar el fin de semana largo. Mi madre me regaló unas maracas hechas por un luthier barinés, rellenas con semillas de capacho, como debe ser, excelentes. Mi padre me hizo un regalo que hizo babear a casi todos los mayores de treinta y cinco que llegaron a visitarnos: el Atari 2600 original que compré cuando tenía doce años, que aún andaba rodando en mi casa materna y al que mi madre le tenía unas ganas hace tiempo, pero para agregarlo a la caja de objetos a botar a la basura o donar. A varios de nuestros amigos casi se le salen las lágrimas. Que bárbaro.

Mi hermosa esposa, en la Feria del Libro de la Plaza Francia (acá en Caracas), me hizo un regalo espectacular: un ejemplar del inmenso "30.000 años de Arte", que ahora se encuentra en medio de la mesa cenral de la sala, como si de una obra de arte en sí mismo se tratara. No sé cómo se podría dejar a amar a una persona como ella.

Ya pasaron varios días desde que comencé a escribir este post, y confieso que no he notado muchos cambios en mi personalidad por haber pasado a esta nueva década. Quizás algo menos de inhibición al hacer algunas compras (como la extraña película "Un vampiro en la Habana" que compré original), cierta aprehensión por cuidarme más en la comida diaria, para evitar salir peor en los exámenes médicos que seguramente tendré que hacerme pronto, y pocas cosas más.
¿Será que se me presentará algún otro síntoma de crisis-de-los-cuarenta en algún momento cercano?
Amanecerá y veremos.
Desde hace mucho escuchaba aquello de la crisis de esta década, aunque no he sentido nada que se le parezca hasta ahora. Hace unas semanas compré un cuatro y una guitarra, y pretendo comenzar a aprender a tocarlos este año... ¿será este uno de los síntomas de la mentada crisis?

Pero no me ha dado por comprarme un auto deportivo descapotable de dos puestos, ni una moto estilo 'Harley', ni me ha provocado escalar el Everest, mucho menos el Pico El Águila, ni el Ávila.
Para la pequeña reunión que me hicieron en casa vinieron mis padres desde Barinas, a pasar el fin de semana largo. Mi madre me regaló unas maracas hechas por un luthier barinés, rellenas con semillas de capacho, como debe ser, excelentes. Mi padre me hizo un regalo que hizo babear a casi todos los mayores de treinta y cinco que llegaron a visitarnos: el Atari 2600 original que compré cuando tenía doce años, que aún andaba rodando en mi casa materna y al que mi madre le tenía unas ganas hace tiempo, pero para agregarlo a la caja de objetos a botar a la basura o donar. A varios de nuestros amigos casi se le salen las lágrimas. Que bárbaro.

Mi hermosa esposa, en la Feria del Libro de la Plaza Francia (acá en Caracas), me hizo un regalo espectacular: un ejemplar del inmenso "30.000 años de Arte", que ahora se encuentra en medio de la mesa cenral de la sala, como si de una obra de arte en sí mismo se tratara. No sé cómo se podría dejar a amar a una persona como ella.

Ya pasaron varios días desde que comencé a escribir este post, y confieso que no he notado muchos cambios en mi personalidad por haber pasado a esta nueva década. Quizás algo menos de inhibición al hacer algunas compras (como la extraña película "Un vampiro en la Habana" que compré original), cierta aprehensión por cuidarme más en la comida diaria, para evitar salir peor en los exámenes médicos que seguramente tendré que hacerme pronto, y pocas cosas más.
¿Será que se me presentará algún otro síntoma de crisis-de-los-cuarenta en algún momento cercano?
Amanecerá y veremos.