Sí es cierto que la gran mayoría de los vinos rosados están hechos para tomar jóvenes, en un máximo de uno o dos años luego de salir a la venta, es decir, casi todos son vinos de consumo rápido, no están hechos para largas guardas ni son pensados para ofrecer mucha complejidad en sus aromas y sabores. Si tenemos esto en cuenta, podemos disfrutar excelentes vinos rosados esperando conseguir en ellos frescura, buenos aromas a frutas, flores y quizás algunas hierbas. Esta botella de la bodega Santa Julia, propiedad de Familia Zuccardi, nos da precisamente eso, por lo que me ha parecido una muy buena compra con una excelente relación precio/valor, aunque no es de extrañar pues esta casa argentina nos tiene acostumbrados a esto y más, con buenos ejemplos en los anaqueles de nuestropaís.
Está hecho de pura Syrah de Mendoza (Argentina), una cepa que da grandes vinos, especialmente en Australia, y según su ficha técnica, el proceso de vinificación final es similar al de los vinos blancos.
En copa es de un color rojo claro muy traslúcido, o rosado con tonos cereza, aunque una mejor comparación la tendríamos con el color que le conocemos a las gaseosas de colita, además muy brillante y limpio. Al acercarlo a la nariz, sin agitar, se perciben aromas a frutas rojas frescas y notas seguramente florales. Luego de agitado se detalla mejor el aroma a frutas rojas ácidas, como la granada, y se intensifican los aromas a flores.
En boca el ataque es suave, de inmediato se siente de buen cuerpo, con acidez notoria pero bien equilibrada, que lo hace fresco, agradable y también con sensación dulzona. Da notas de retrogusto a frutas rojas y al pasar a la garganta deja sensación de ligera acidez y algo de dulzor. La persistencia es media a larga, algo muy interesante en un vino de este tipo.
Pienso que este Syrah rosado puede acompañar fácilmente platos de ensaldas (no muy ácidas) y platos principales en base a carnes blancas como pollo o pescados con salsas suaves. Altamente recomendable.
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