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La lluvia

Salgo de comprar unos vinos, llevándome una media botella puesta, mientras en Caracas llueve a cántaros. El tráfico de aquí no es normal, pero cuando llueve es una cosa brutal, apocalíptica, sádica.

Los precabidos mantenemos pasatiempos a mano: revistas, novelas, reproductores de video, cónsolas portátiles y otros menesteres, pero el ganador en la mayoría de los casos es el teléfono celular, y no necesariamente uno «inteligente» (o smartphone para los iniciados) pues sirve desde jugar tetris en blanco y negro en un Nokia de los viejitos hasta llamar e instalarse a chismear con la hermana (como hace mi esposa ahora).

En mi caso aprovecho estas horas de tráfico para bajar, instalar y probar la aplicación de Blogger para Android en un Samsung Note. Muy básica, lo que confirma los comentarios y las bajas puntuaciones que le han dado en la tienda de Google, pero hasta ahora lo suficiente para escribir esta entrada con comodidad y seguridad. El editor solamente implementa las opciones de 'negritas' (bold) y cursivas (italics) para la fuente, que no puede seleccionarse más que la estándar, un botón para agregar enlaces y un par más para agregar o bien una foto tomada directo desde la cámara del teléfono o seleccionada de la galería.

También es posible agregarle etiquetas a la entrada, aunque esperaba que permitiera escoger entre las más usadas al menos, pero no, sólo escribirlas directamente; se puede grabar la entrada, en modo borrador (lo hago cada tantos minutos para evitat perder lo escrito por cualquier contingencia), borrarla (siempre hay arrepentidos) o publicarla directo al blog.

Espero que mejore pronto esta aplicación, pero como está ahora sirve al menos para espantar el fastidio de la hora y algo que llevamos ya en medio del tráfico caraqueño, multiplicado cruelmente por esta inocente lluvia de final de tarde en este valle de humanos.

Amanecerá y veremos.

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De religiones

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