Figuraduras

Ayer me dijo Madre que había conocido a Saramago, de amapuches y todo. Aparte de la sana envidia y el lamento largo y tendido por haberme perdido a Papá Castillo en una presentación que debió haber estado excelente como siempre (y quien sabe si de repente haberme podido conseguir al Turco también), pues recordé que no me he dedicado a terminar "El Hombre Duplicado", que me regaló mi compadre hace muuuuchos meses. Anotada la tarea: terminarlo antes que el año.

Fueron cuarenta y cinco minutos en avión de ida, y de regreso, en compañía de unos amigos, fueron algo como ocho horas de rodar casi toda la noche. Punto Fijo está situado en algún lugar de la Península de Paraguaná, y aunque el camino es largo, el trayecto se hace viable gracias buena compañía y mejor conversa. Dicté un par de talleres a un equipo de gente bien interesante, de distintas profesiones y edades, pertenecientes todos a una gran Cooperativa financiera que está queriendo mejorar sus procesos internos así como el compromiso comunitario de todos sus asociados. Es otro mundo que he aprendido a apreciar gracias a la ayuda de varios viejos amigos (que no amigos viejos) y la herencia de esta amistad que me dejó mi tío Macario. Aproveché antes de venirme los precios de "Puerto Libre" y compré un tetra-pack de blacléibol, pa' acompañar la navidad, que amenaza con acercase más rápido de que esperaba.

Una punta trasera para tres, en El Alazán, un excelente restaurant en la Principal de La Castellana, acompañada de una botella de un argentino de rango medio pero no por eso menos noble: Trapiche Roble, tinto, 2002. Excelente maridaje, excelente cena. Pedimos el carnet del Club de Vinos del restaurant. Tengo que recordar buscarlo.

Si es cierto lo del atentado de anoche contra el fiscal, si es cierto que colocaron una bomba en su carro, si es cierto aunque sea un intento de asesinato de este tipo en nuestro país, me parecería un hecho no sólo dramático, sino terriblemente reprochable en el juego político y/o mafioso de este país. Me parecería una gota que derramaría un vaso de cordura que está a punto de rebosarse desde hace algunos años, y en el que todas las partes implicadas tienen su cuota de responsabilidad altísima. Si todo eso es cierto, me parecería el acontecimiento más triste de nuestra historia contemporánea reciente. Que vaina.