Figuraduras

Hoy salí a hacer algunas compras menores (luego de trabajar un rato), aprovechando para conocer un poco mejor las calles del barrio de Miraflores donde me estoy quedando. Caminé por la Av. José Larco, llegué al Óvalo de Miraflores, donde se consiguen varias avenidas y además una esquina del Parque Kennedy. Anduve por la calle Benavides y terminé comprando algunas cosas en las megatiendas de Riplay y Saga Falabella. Casi no había tráfico, y la gente escaseaba también. Ayer y hoy son las llamadas "Fiestas Patrias" en conmemoración de la independencia del Perú. A mediodía me llamaron al celular, para recordarme el almuerzo, uno de los consultores que se aloja en el mismo hotel. Con su acento antioqueño me comentó que nos viéramos en el restaurante del frente, que es una cevichería bastante conocida de la ciudad. Llegué a la media hora, y a los minutos se nos unión otro, cachaco él, para disfrutar alguna de las promesas de la cocina de ese lugar. Y que vaina tan buena la comida q

Hoy me invitaron a comer en un pequeño restaurante en la zona de La Molina. No lo sabíamos pero tocaba jueves de buffet criollo, así que pagué los veinte soles y me serví un plato pequeño de Pulpo al Olivo, luego un trozo de Causa Limeña acompañado de unas Papas a la Huancaina, después me serví un plato con un poco de Ceviche y de Tiraditos al Rocoto. Pasé los platos con un par de vasos de chicha morada. Pero después de eso no pude comer ninguno de los platos calientes. Amanecerá y veremos.

Así la describía uno de sus intelectuales más conocidos a mediados de los años sesenta. El libro que así tituló Sebastián Salazar Bondy es uno de mis objetivos en los próximos días. Me lo refirió uno de nuestros grandes intelectuales (cuya amistad me honra) hace varios años ya, cuando asistía a un muy recordado taller de literatura en mis años mozos y universitarios (lo que a veces es una redundancia). Estoy en el aeropuerto, esperando, que es una de las actividades mas frecuentes consecuencia de mi trabajo. Con el tiempo he aprendido a convertir estas esperas en tiempo muy productivo. Hay quien dice que aquellos a quienes nos gusta leer, jamás nos aburrimos; ciertamente doy fe de ello. Lima no me parece horrible, debo aclarar. Me gusta caminar muchas de sus calles. Me gusta caminar Miraflores e imaginarme por dónde podría haber andado Martín Romaña, o cómo era el mundo para Julius y a qué colegio lo buscaba su mamá. O ir a una función de cine sobre el mismo sitio donde Vargas Llosa co

Una de las muchas veces que extraño mi Nokia 6265 es cuando olvido mi cámara fotográfica y quiero tomar una foto medio decente a alguna escena o paisaje. El celular que tengo ahora, un Motorola Q , tiene una cámara que podríamos catalogar técnicamente como de nivel bajo tirando a apestoso. El Nokia tenía una cámara de 2 megapixeles con una calidad por encima del promedio de lo que se puede esperar de estos aparatejos. Claro que han salido ahora teléfonos con mejores cámaras, pero ni modo, por lo pronto esperaré a que Movilnet me ofrezca otra promoción como las que me han permitido hacerme primero con el Nokia 6265 y luego (de perderlo ahogado en un vaso de chicha) el Motorola Q. Un ejemplo reciente de la calidad de fotos del MotoQ:

El Aeropuerto Internacional Las Américas , cercano a la ciudad de Santo Domingo me ha sorprendido en esta ocasión. Ya tenía más de ocho meses que no pasaba por acá y ahora que voy de salida me encuentro que han anexado un ala nueva completa, moderna, con varias tiendas "dutty free" y restaurantes, con amplios espacios y cientos de sillas donde sentarse (no muy cómodamente, la perfección tampoco era de esperar) y decenas de fotografías grandes para apreciar los múltiples encantos de esta isla. Me ha impresionado gratamente. Pero lo mejor de todo ha sido una conexión a Internet inalámbrica (Wi-Fi) provista por la empresa Tricom , con un alcance, velocidad y ancho de banda excelentes. Lástima la carencia notoria de tomas de electricidad. Aún no tengo una portátil que dure más de tres horas de vida de batería. Antes de entrar a la zona de puertas de embarque, donde estoy esperando por un retraso del vuelo a Caracas, en el tercer piso donde estaban dos pequeños sitios de comida y

Me invitaron a almorzar en el Restaurant Mix acá en Santo Domingo. Probamos varios platos, pero el que seguramente recordaré más fue una especie de fondue de quesos bañando un strogonoff de lomito sobre una tela de crepe. Quizás el invento lucía algo extraño, pero el sabor justificaba el atrevimiento. Esta ciudad tiene mucho potencial, siempre lo he pensado, aunque la detiene un poco una clase política algo vetusta, que da la impresión de estar cambiando para bien, al menos en lo que respecta al Presidente, un ejecutivo joven con muy buenas ideas y capacidad de ejecución. Pero hace un calor más impresionante que el de Maracaibo y Barinas juntos. Que bárbaro. Mañana parto raudo a mi tierra. Volveré por acá en un mes. Amanecerá y veremos.

El vuelo a Santo Domingo se retrasó en salir en mas o menos una hora, al inicio por temas del avión y finalmente por temas de la Guardia Nacional. Por segunda vez me hicieron bajar para que les abriera la maleta y ellos pudieran revisar, en mi presencia, su contenido. Bajé junto con cuatro pasajeros más, no consiguieron nada y volvimos a subir. Hicimos escala en Curacao, pero no me dí cuenta pues dormí casi todo el trayecto. Al llegar me esperaba un taxista que habían enviado a buscarme, al que ya conocía de otras visitas a esta ciudad. El señor es cubano y se nota que ha tenido estudios universitarios, además que mantiene unas conversas sabrosas toda la ruta desde el aeropuerto a la ciudad, que dura entre media hora y cuarenta y cinco minutos, dependiendo del tráfico. Ya en la noche me pasaron buscando para cenar y conversar de temas de trabajo. Me dejaron en uno de los centros comerciales de moda y entré en el cine a ver " Ratatouille ", que me dejó gratamente impresionado.

Hoy fui al cine con M. a los cines de un centro comercial de cerca del apartamento (¿habrá cines en Caracas que no estén en centros comerciales?), al salir pasamos por una tienda para una compra de última hora y me dí cuenta de que había extraviado la cartera. Mi cartera es de las cosas más comunes que conozco: es de cuero negro (de piel, le dirían en algunos lares), se abre en dos lados con compartimentos para las tarjetas y el sitio típico para los billetes. Hace mucho tiempo, unos quince años o más, que no llevo billetes o algún tipo de dinero en la cartera pues la abultan mucho y molesta la nalga respectiva al sentarse y más al manejar. Esta cartere la había comprado hace menos de un año, en una tienda de otro de los centros comerciales grandes de la ciudad, creo que fue en el Sambil y, ahora que escribo y recuerdo, fué en la tienda "Exchange Armani" en una rebaja de esas que tiran por unos días y que me permitió hacerme con una buena perola de esas por un precio casi rid

Vuelvo a comenzar las andanzas. La semana próxima debo ir un par de días a Santo Domingo, República Dominicana. Al llegar debo partir de nuevo pero rumbo a Lima, Perú, y de regreso debo apartar unos días para una visita de trabajo en San Juan, Puerto Rico. Ya tengo el pasaporte listo y nuevecito. Tengo que desempolvar las maletas.

Cuando ando tan cero ocio que no tengo tiempo de escribir nada por acá, pues me pongo a montar fotos de producción personal, que aunque no sean muy buenas que digamos, al menos es otra forma de decir algo. Una imagen aérea de San Juan, en Puerto Rico; arriba a la derecha alcanza a verse la puntica del ala del avión.

Comenzó el juego entre la Vinotinto y el equipo de Uruguay. Si apostara lo habría hecho a nuestro equipo, que no sólo están inspirados sino que se les nota una calidad de juego que nunca se les había visto. Estoy preparando un Chupe, invité a unos panas pa' compartirlo. Recuerdo haber leído en alguna parte de un chef que decía que es una redundancia decir "Chupe de camarones", pues el Chupe es de camarones, cualquier otra preparación no son más que clones. Esta vez la receta la he mejorado bastante, aunque sé que no me quedará como los que he probado en Lima, pues allá le echan "zapallo" o auyama como le decimos por acá, y yo con la auyama no me la llevo muy bien que digamos. No conseguí un buen Albariño (eso también es una redundancia, todos los Albariños son buenos) pero sí me hice con un par de botellas de Vinho Verde , que para los efectos debe cumplir noblemente, pues es un caldo que procede también de las orillas del Río Miño. Ya probaré el maridaje, pero